¿Necesitas un médico internista? ¡Yo creo que sí!

Dr. Luis Enrique Zamora Angulo.

Citas al 3313377604. Te atiendo en Guadalajara Jalisco y Tlaltenango, Zacatecas (en línea o en consultorio).

Yo no me quiero morir, es de las conclusiones más claras que he obtenido a lo largo de mi vida. Dicho momento, que sé que es inevitable, siempre me pone a reflexionar sobre las cosas que he hecho, las que me faltan por hacer, y, sobre todo, la forma en que mi existencia terminará; ¿cuál de las tantas enfermedades o situaciones que he visto en tantísimas personas a través de los años, será el principio de mi fin? No es algo que me obsesione, pero sí que me inquieta, cada una de las esporádicas veces que este pensamiento viene a mí. No me mal entiendas, no soy un pesimista, me encanta vivir, y si pudiera, lo haría eternamente, pero eso es imposible.

A medida que avanzamos en edad, somos más conscientes de la fragilidad de la vida, porque vemos como algún amigo, familiar o persona que conocemos, enferma gravemente o muere (para muestra, basta mencionar lo que ha ocurrido con el COVID19: todos conocemos a alguien que se enfermó o murió a manos de esta enfermedad), y esta nueva manera de visualizar la existencia, contrasta mucho con la forma en que lo hacíamos cuando pensábamos que éramos indestructibles, cuando no superábamos la edad de 30 años; cuando los desvelos, el alcohol y hasta ciertos alimentos, no hacían los estragos que nos hacen hoy. Qué tiempos aquellos, lástima que no duran para siempre.

Precisamente por esta aparente “invulnerabilidad”, casi nunca reparamos en que algún día nos vamos a enfermar, bien sea porque estamos “jóvenes”, o porque nada nos duele, o porque no utilizamos ninguna medicina (o si acaso, muy pocas). Ir al médico lo vemos como algo muy lejano, una percepción que el paso de los años se encarga de ir cambiando, porque un buen día, (todos pasamos por donde mismo), cruzamos la línea en donde notamos algo anormal en nosotros, algo que no estaba, y que ahora está, algo que nos molesta, o al menos, nos preocupa.

«Me siento mal, estoy enfermo, ¿Con qué médico tengo que acudir?

Un día, de distintas maneras en cada uno, nuestro organismo va a empezar a fallar; somos una máquina perfecta que, como cualquier producto que consumimos diario, nace nueva, y con el paso de los años, acusa un desgaste debido, principalmente, al tiempo, pero que puede verse acelerado por las enfermedades que hayamos adquirido en el camino de la vida, ya sea por aquello que hicimos en nuestra contra, o lo que dejamos de hacer a nuestro favor, así son las cosas; mucho de lo que nos ocurre, depende de cada uno de nosotros.

Empezamos a engordar, o por el contrario, perdemos peso involuntariamente; no podemos dormir; nos duele alguna parte de nuestro cuerpo; empezamos a retener líquidos, con lo que se hinchan nuestras piernas; o que decir de nuestro estado de ánimo, donde después de meses o hasta años, caemos en cuenta de que ya no somos los mismos en términos de entereza, nos sentimos más vulnerables o “sensibles” a las cosas diarias de la vida, bien por todo lo que en ella nos ha pasado, o bien, sin que logremos identificar ninguna causa.

Otros desarrollan diabetes, otros, hipertensión, otros las 2, y empiezan a tomar todos los días distintos medicamentos para tratar de controlar sus enfermedades. Otro grupo de personas presenta cambios a nivel abdominal, con dolores recurrentes que pueden ser desde solo molestos, hasta muy intensos, acompañándose de diarrea o estreñimiento. Observa cuántas posibilidades hay de pasar de lo que has conocido como “sano”, a enfermedad, ¡interminables!

La glándula tiroides falla, ya sea que trabaje menos, o que trabaje demasiado aprisa; el corazón puede tener arritmias o infartos, lo mismo que el cerebro. Si eres o fuiste, durante años, un gran bebedor de alcohol, quizás tu hígado ya esté dañado; probablemente tu vesícula biliar ya tiene algunas piedras (litiasis); puede ser que un día tosiste y arrojaste sangre, o empezó una fiebre que desconocías. Así, podríamos seguir, enumerando todas las posibilidades que pueden presentarse en un cuerpo al momento de enfermarse, ¡Son muchas!

Y si son muchas, entonces, cuando se necesita un médico, a muchos se les viene el mundo encima, porque no saben por dónde empezar, porque son tantos los síntomas y tan variados, que si empiezas a asignar un médico para cada uno, no terminarás nunca, ¡será una locura y no llegarás a ninguna parte!

¡Y es aquí, en este preciso punto, ante el caos, cuando debes de pensar en EL MÉDICO INTERNISTA!

¿Qué hace un médico internista todos los días? ¿Qué hago yo?

Me sucede siempre: me encuentro con personas que no saben, a ciencia cierta, qué hacemos los médicos internistas; no los culpo, porque nosotros, como médicos con dicha especialidad, no hemos hecho lo suficiente para cambiar esto.

Escuchar “medicina interna”, a muchos los lleva al limbo, les rompe la brújula, es una pérdida de rumbo inmediata, les puede sonar a tanto y, a la vez, parece que a nada. Quien no conozca los alcances de esta especialidad, va a pasar de largo y buscará otras opciones para atenderse, con las que les puede ir muy bien, o no tan bien. Quien, por el contrario, sepa sobre el médico internista y su labor, se habrá facilitado las cosas de tal manera, que solucionar un problema podrá ser más sencillo de lo habitual (dentro de la dificultad que encierra curar a un enfermo). No debiera existir, a estas alturas, nadie que desconozca la importancia de contar con un buen internista a su alcance, y mucho menos, después de leer este artículo. Estoy seguro que las cosas cambiarán.

Dr. Luis Enrique Zamora.

El médico internista es completamente lo opuesto al cirujano general ¡NOSOTROS NO OPERAMOS! Nuestra misión es DIAGNOSTICAR la enfermedad que está provocando los síntomas que tiene el paciente ADULTO, y, por ende, establecer el tratamiento, que hará que mejore. Este proceso de diagnóstico lo abordamos de una manera integral, porque una sola enfermedad puede alterar a más de un órgano y manifestarse de diferentes formas en cada persona, además de que es sumamente común que nuestros pacientes tengan más de un problema a resolver (pueden tener diabetes, pero también presión alta, o tener el colesterol elevado, y también tener ansiedad, o tener depresión, y tener una arritmia cardiaca, o algún daño en el riñón) porque, a mayor edad, mayor es la probabilidad de encontrar este tipo de combinaciones. También, al analizar cada caso, el médico internista decide que, si el paciente que acudió requiere otro médico de otra especialidad para resolverlo todo, derivará oportunamente a la persona para que, con la brevedad posible, se dirija a su destino definitivo, porque más de una vez, no todo se tratará de curar, sino que, también, una adecuada asesoría hará que no se desperdicie tiempo, ni recursos, y el paciente reciba la mejor atención posible, cuanto antes. El médico internista facilita a todos niveles, la atención de un paciente.

El médico internista trabaja con la información que le brindan, tanto verbal, como a través de la revisión física, incluyendo, también, los resultados de los análisis que se le solicitaron al enfermo (sangre, orina, radiografías, entre otros), para, finalmente, aplicar sobre todas estas variables, el conocimiento médico que ha adquirido tras varios años de estudio y entrenamiento.

Por decirlo de un modo más simple: el internista crea un “mapa” mental de todo el organismo del paciente que está atendiendo, ordena la información que obtiene y, así, crea una especie de rompecabezas que está a medio terminar, del cual, poco a poco, irá averiguando qué piezas le faltan y, al obtenerlas, terminará de armar el cuadro y obtendrá una conclusión, que es el diagnóstico. Por eso, siempre he dicho que algo parecido a lo que nosotros hacemos es lo que hacía el célebre Dr. Gregory House, personaje principal de la famosa serie de televisión (por cierto, me encanta), en donde buscaba por aquí, llegaba a un callejón sin salida y después tenía que buscar un camino distinto donde podía encontrar una nueva pista y, eso, guiarlo en otra dirección, hasta que, al final, todo encajaba. De eso se trata la labor del médico internista: llegar al diagnóstico; cuando lo tenemos, ese nombre nos lleva a establecer un tratamiento. Desde hace años, ese es, todos los días, mi trabajo.

El médico internista es sobre el que se apoyan los hospitales públicos de salud para atender a muchos pacientes. La próxima vez que acudas a un hospital, observa cómo el servicio o área de medicina interna existe, con muchas personas enfermas a su cargo. Esa trascendencia que, dentro de esos muros, esta especialidad alcanza para tanta gente, puede y debe tenerla fuera de ellos. La especialidad de medicina interna, todos los días, salva y cambia vidas, aunque muchas personas, no se den cuenta.

¿Necesitas una consulta médica? ¡Empieza bien! ¡ACUDE CON EL MÉDICO INTERNISTA!

Al principio de este artículo, te mencionaba que, si no estás familiarizado con el mundo de las enfermedades y los médicos, empezar a buscar atención puede ser un verdadero dolor de cabeza, y una invitación abierta a gastar bastante dinero y perder tiempo muy valioso. Apuesto que, si empiezas a mencionar en voz alta las especialidades que conoces, te vas a acabar los dedos de tus manos y te aseguro que después de eso, te van a faltar de nombrar muchísimas más.

Sobran los ejemplos en donde han acudido a mi consulta personas que antes, ya han recibido distintos tratamientos, o que han acudido con varios médicos y se han realizado una cantidad tremenda de exámenes (incluyendo resonancias magnéticas o tomografías), y no han podido resolver sus síntomas. Son personas que llegan con una bolsa o sobres llenos de estudios y una historia que contar, rica en todos estos detalles. Lo que hago en mi consulta es ordenar los capítulos de esa historia, darle una coherencia a todo lo que veo y escucho, y tras revisar al paciente, hablar sobre mi conclusión. Por lo tanto, acudir con el internista para un análisis inicial de cualquier caso es fundamental, porque, como ya he dicho, se quitan del camino todos los distractores innecesarios.

¿Quién debe acudir con el médico internista?

Cualquier persona con 16 años o más de edad, puede (y debiera) hacerlo, aunque, a veces acuden jóvenes de menor edad (14 o 15 años) que ya están físicamente tan grandes, que les da pena acudir con el pediatra, y se sienten más cómodos en medicina interna. Recalco: cualquier persona mayor de 16 años puede ser nuestro paciente, pero para ser más específico, solo observa la siguiente lista de padecimientos que son cotidianos en mi consulta:

1.- Diabetes o presión alta (son 2 de los padecimientos que más me apasiona ayudar a controlar).

2.- Depresión y ansiedad (lamentablemente, son muy frecuentes).

3.- Hipertiroidismo o hipotiroidismo (que la glándula tiroides “trabaje lento”, o “muy aprisa”).

4.- Insomnio (aunque no lo creas, es un problema serio que requiere tratamiento integral, no nada más una “pastillita” para poder dormir).

5.- Asma y Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica.

6.- Dolores de cuerpo.

7.- Fiebre.

8.- Piernas hinchadas.

9.- Sensación de dificultad para respirar.

10.- Personas que desean dejar de fumar.

11.- Personas que desean dejar de consumir CLONAZEPAM (y ese tipo de medicamentos).

12.- Angina de pecho y embolias.

13.- Ácido úrico elevado en sangre (hiperuricemia y gota).

14.- Presión alta y diabetes en el embarazo.

15.- Gastritis, reflujo.

16.- Diarrea, estreñimiento, “colitis”.

17.- Helicobacter Pylori.

18.- Crisis convulsivas.

Y un largo etcétera.

La lista podría continuar, sin embargo, añadiré 2 escenarios más, en donde un médico internista es de gran valor:

1.- Personas que van a ser operadas (por ejemplo, de la vesícula biliar debido a «piedras») y que antes de entrar a quirófano, deben de hacerse un chequeo general cardiológico que incluye el tan conocido electrocardiograma, para saber que tal está su corazón, y que tan probable es que presenten alguna complicación durante la cirugía, o poco tiempo después de esta.

2.- Cualquier persona que un día diga: “Me está pasando esto; me estoy sintiendo mal, me estoy sintiendo así, pero NO SÉ QUE TENGO”. Esa persona que no sabe qué es lo que está ocurriéndole, DEBE ACUDIR CON UN MÉDICO INTERNISTA cuanto antes, para empezar a resolver sus problemas médicos.

Si un día necesitas una consulta médica, busca la especialidad de medicina interna, ¡te será de gran ayuda!

¡Te espero en mi consulta!

Ejemplos de personas que necesitaban un médico internista y acudieron conmigo:

Antes de terminar este artículo, me gustaría contarte sobre algunas personas que he atendido y el problema de salud que los llevó a buscar atención, y qué fue lo que hicimos juntos; estoy seguro que con alguno de estos casos te sentirás plenamente identificado. Por respeto a la intimidad de cada una de estas personas, utilizaré un nombre ficticio, pero te aseguro que cada historia es real y, así como las viví, son tan frecuentes que puedes dar por hecho que, en otra parte del mundo, en este momento que estás leyéndome, otras personas (médicos y pacientes), las están reviviendo hoy.

“Ernestina” y su elevadísima presión arterial:

“Ernestina” tenía 78 años de edad cuando la conocí, hace ya algunos años. La recomendó conmigo una doctora que conozco desde hace bastante tiempo. El problema que tenía era que llevaba años con la “presión alta” (hipertensión arterial sistémica), pero que nunca se la podían controlar; prácticamente siempre, la tenía muy elevada (200/110 mmHg, una barbaridad); desde hacía unas semanas, de vez en cuando, había estado sangrando por la nariz (epistaxis), esto, debido a la presión arterial tan alta, que tenía; era urgente pues, disminuirla, porque el riesgo de una embolia (evento vascular cerebral), era demasiado alto. Su tratamiento consistía en 1 medicamento diario, pero los resultados eran pésimos.

Medición de presión arterial.

Una amiga suya me llamó por teléfono, agendamos una cita y, ya ahí, platicamos sobre sus antecedentes, luego pasamos a la revisión, que incluía la toma de la presión arterial, saturación de oxígeno, frecuencia cardiaca, peso corporal, entre otros parámetros. Efectivamente, su presión arterial era muy alta. Tomaba metoprolol, el cual no es la mejor opción para disminuirla, de primera instancia. Suspendimos ese tratamiento, y dejé 2 nuevas medicinas a dosis pequeña que, juntas, resolvieron el problema, nunca más volvió a subir su presión arterial más allá de 140/90 mmHg. Cada 6 meses la sigo evaluando, solo como seguimiento, pero está muy bien controlada. Acudir con el médico internista le resolvió su problema y a la par, evitó que tuviera una hemorragia cerebral que le hubiera podido provocar desde secuelas físicas, hasta, peor aún, la muerte.

Bien por “Ernestina”.

“Josefina” y su descontroladísima diabetes:

Al momento de conocerla, “Josefina” tenía 56 años, y al menos unos 10, con diabetes mellitus tipo 2, y desde que ella recordaba, nunca había podido registrar menos de 110mgs/dl, de glucosa; su enfermedad, pues, estaba completamente descontrolada, con todas las consecuencias que eso podía traer consigo (ceguera, daño en el riñón, y más), aunque a ella lo que le preocupaba, eran las cifras de “azúcar” que estaba manejando, cada vez más altas. Nuevamente, alguien más a quien yo había atendido previamente, le pasó mi número telefónico y se concertó la cita.

La conocí a ella y a su hermana, que la acompañaba. Platicamos, valoré sus antecedentes, realicé su revisión y luego me enfoqué en su tratamiento actual, el cual era con base a insulina intermedia (también conocida como NPH). A pesar de tan excelente medicamento, sus valores de glucosa diarios siempre estaban por arriba de 250 mgs/dl. El problema fue que después de que le indicaron dicha medicina, NO hubo una estrategia de titulación hacia arriba, o sea, la dosis no se reajustó y quedó con la misma que le indicaron al inicio, además de que no le recetaron otro medicamento que es indispensable que reciba alguien que tiene diabetes mellitus tipo 2: la metformina (si es que no hay ningún impedimento para que el paciente la reciba). Diseñamos un plan de reajuste que ella misma fue haciendo en su propia casa (en constante comunicación conmigo) y, finalmente tras menos de un mes, su “azúcar” disminuyó a menos de 100 mgs en ayunas, por primera vez en años. Seguimos igual por 3 meses y al cabo de este tiempo trajo su examen de hemoglobina glucosilada A1C, la cual fue de 5.8 %, ¡Victoria total! “Josefina” también, igual que “Ernestina”, ya solo acuden a control semestral con exámenes de laboratorio recientes y listo, no tuvo que invertir más.

“Francisco” y su molesto mareo:

Francisco tendría unos 28 años de edad cuando lo conocí en mi consultorio; también llegó por recomendación de otro de mis pacientes; llevaba ya un par de meses con mareo ocasional, breve. Siempre que hablo de este tema (el trabajo del internista), lo menciono. Había ido a cardiología, porque también sentía palpitaciones, y ahí le hicieron un electrocardiograma, además un estudio holter de 24 horas (un electrocardiograma que dura todo un día), concluyendo el médico que todo estaba dentro de parámetros normales. Después, el mareo lo llevó a neurología, en donde se le solicitó una tomografía simple de cráneo que no mostró absolutamente nada. Para finalizar este viacrucis, el último médico con el que acudió, le pidió unos exámenes de sangre, entre los que se encontraban las tristemente célebres “reacciones febriles”, que no ayudan en prácticamente nada. “Gracias” a estas reacciones febriles, le dijeron a Francisco que el mareo se debía a que tenía “fiebre tifoidea”, por lo que le recetaron un medicamento llamado “ciprofloxacino” por 7 días, sin absolutamente ningún resultado.

Esto que te acabo de contar seguramente surgió a manera de charla entre él y quien ya me conocía, y ahí fue cuando le dieron mi teléfono. Tras la consulta, en donde abordamos toda la historia y posteriormente, su respectiva revisión, consideré que se trataba de un cuadro de ansiedad que, afortunadamente, se resolvió con un solo medicamento y un plan de psicoterapia y, hasta hoy, todo está bien con él.

El internista, como puedes ver, fue de gran ayuda para él, al terminar su círculo vicioso de atención médica.

“Martha” y su impresionante pérdida de peso:

Ella llevaba 3 meses bajando de peso, y viéndose cada vez más mal, era muy evidente su cambio corporal, por lo que mencionaba su esposo, que la acompañó a la consulta. Una gran amiga mía le había dado mis datos, y la cita se llevó a cabo en menos de 1 semana. Ojerosa, con fiebre, dolor abdominal, sangrado rectal, anemia y datos de desnutrición, había ya tomado algunos suplementos y un par de antibióticos, sin tener ninguna mejoría.

No perdimos tiempo: decidimos hospitalizarla para acceder más rápido a los resultados de exámenes de sangre y por supuesto, realizar una colonoscopía que reportó una enfermedad inflamatoria intestinal (colitis ulcerosa crónica inespecífica), para la que dejamos el tratamiento adecuado, cambiando completamente su aspecto en menos de 24 horas. Claro, dicha enfermedad no es cualquier cosa, y requiere un seguimiento muy estricto, pero de entrada haber descartado cáncer, fue una victoria. Actualmente, se mantiene estable.

“Andrés”, y el valioso tiempo que se perdió:

Andrés murió hace unos 3 a 4 años, por cáncer hepático. Cuando llegó a mi consulta, me contó toda su historia, que incluía el haber estado bajando de peso de manera alarmante, durante el último año. Los médicos que lo habían visto le dijeron que todo se debía a un cuadro de ansiedad, por lo que alguno de ellos le dejó “alprazolam”, como tratamiento, sin resultado alguno. No hubo, al parecer, un mayor escrutinio del caso y, finalmente, con aproximadamente 15 kilos menos, lo conocí. A la hora de revisarlo, toqué la región del abdomen en donde se encuentra el hígado (debajo de las últimas costillas del lado derecho), y me encontré con que parecía que estaba tocando una roca, mala señal.

El cáncer de hígado que nunca olvidaré.

Solicité la tomografía de abdomen simple y, también, con material de contraste (previamente me aseguré que el riñón funcionara de manera normal); el resultado fue muy malo: cáncer de hígado con metástasis a peritoneo (las metástasis son “siembras” del tumor a distancia). Teniendo ya este diagnóstico, le aconsejé que acudiera al nivel más avanzado de atención (el 3er. Nivel), en hospital público, donde no hubo mucho más que pudieran hacer. “Andrés” murió en menos de 2 meses después de que lo atendí en consulta, tenía menos de 40 años. Será uno de los casos más tristes que recordaré a lo largo de toda mi carrera, sin ninguna duda.

Final del viaje:

Ahora, respóndete a ti mismo: “¿Necesito un excelente médico internista?” Si la respuesta es sí ¡Estoy a tus órdenes!!

Si has llegado hasta aquí, me parece que juntos hemos cumplido nuestra misión: tú has despejado una duda y yo he contribuido a que lo hayas hecho y, por tu enorme esfuerzo, te felicito.

A partir de hoy, espero que cada vez que tengas un síntoma que no te deje tranquilo o tranquila, o un problema de salud identificado, estoy seguro que te preguntarás si necesitas acudir con un médico internista.

Con más de 10 años ejerciendo mi especialidad, te invito a que cuentes conmigo para, juntos, resolver lo que en tu presente te preocupa, acerca de tu salud: si necesitas una consulta para abordar algo que te está ocurriendo, o si ya tienes un diagnóstico y requieres orientación médica sobre los pasos a seguir, o si necesitas un chequeo cardiaco antes de que te operen, te espero en mi consultorio físico o, si lo prefieres y te resulta más cómodo, también a través de asesoría médica online.

Tras tanto tiempo ya como médico internista, me es muy evidente como aún las personas no son conscientes del gran potencial que tiene esta especialidad para ayudarles a resolver sus problemas de salud.

Es momento de cambiar eso, y yo estoy a tus órdenes, para hacerlo.

¡Cuídate! ¡Te envío un saludo!

Dr. Luis Enrique Zamora Angulo. Contacto: drzamoramx@gmail.com.

¿Buscas atención médica? ¡Agenda una cita conmigo, en línea o en consultorio!

Ya sea en consultorio, si vives en la zona metropolitana de Guadalajara, o en línea desde cualquier parte del mundo, podemos concertar una cita. Encontrarás todos los servicios que te ofrezco, aquí.

No dudes en contactarme al 3313377604 o a drzamoramx@gmail.com, me dará mucho gusto atenderte (si me contactas desde el extranjero, agrega el «+ 52» antes del número).

¡Hasta pronto!

8 Comments

  • Gracias por compartir este articulo, interesante información.

  • Dr. Lo sigo hace algunos meses en twitter y en algún comentario que hizo de la gastritis y colitis me llamo la atención explorar su contenido, yo no soy medico pero trabaje como director administrativo durante 2 años en un hospital privado en Sonora, y debo decir que trabajar en la esta industria cambio totalmente mi perspectiva, sobre todo el tema del manejo integral de un paciente y la idiocincrasia popular acerca de la medicina, el mundo de diferencia entre un medico y un especialista o subesoecialista, y lo mamones y pedantes que son muchos (menos los neurocirujano esos son «semidioses» jaja ) disculpa eso último, me salio del alma.

    Te escribo por 2 motivos:

    El primero es que me interesa tener una videoconsulta para un tema del que he padecido durante toda mi vida y no se como llamarle, en promedio una vez a la semana me da diarrea, tengo el estomago muy sensible, cualquier cosa que coma de mas o picante o fiesta, al dia siguiente las veo negras, me recupero rápido 1 día, aveces colitis, a veces acidez, en alguna ocasión fui con un medico y me dio un medicamento controlado porque me dijo que era colitis nerviosa, pero me cayo mal, me sentía dormido y tuve estreñimiento, quisiera tener una consulta y me puedas orientar ya que como muchos mexicanos y hombres no nos atendemos los malestares y lo normalisamos, pero estoy muy cansado, tengo 33 años.

    Lo segundo, es que durante el tiempo que estuve trabajando en el hospital, tuve a bien desarrollar una idea de proyecto de inversión, basado en servicios médicos. Salí hace aprox. 6 meses del hospital por otra oportunidad de trabajo a otra industria y a mis anteriores patrones les hable del proyecto y no les intereso o al menos eso creo, pero no me quito de la cabeza que es una excelente idea de negocio, que resolvería una problemática social de salud si se concretara, y quizá usted conoce personas que se pudieran interesar, o al menos me diera su opinión al respecto.

    En fin, saludos y gracias por el articulo me sirvió mucho de cultura general.

    • Hola Emmanuel, gracias por escribir. Con mucho gusto puedo ayudarle a agendar una cita y evaluar su caso, si me lo permite, le enviaré un correo electrónico y le compartiré mis datos para ponernos en contacto. Me alegra saber que este artículo que escribí le haya sido útil. Le envío un saludo.

  • Excelente articulo, muy buena la descripcion de su especialidad. Cuando encontre a mi internista actual, me confirmo todo lo que usted explico, y con un tratamiento integral logro controlar un cuadro de sindrome metabolico que otros medicos no habian podido. Si estuviera en Mexico, estoy segura que lo buscaria a usted!¡!.
    Gracias, mi dr. House..jajaja..

    • ¡Hola Martha! Me da gusto que su internista a cargo sea excelente, no lo cambie por nada. Un médico así les facilita mucho la vida a sus pacientes.

      Gracias por tomarme en consideración, si un día lo requiere, yo estoy a sus órdenes.

      Un abrazo.

  • Excelente artículo , cambió mi perspectiva de los médicos , necesitamos más educación. Gracias

    • Hola María, gracias por escribir. Me da un enorme gusto que este artículo le haya sido de utilidad. Le mando un saludo y le aviso que es usted la primera persona que comenta en este blog, ¡Felicidades!

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