El Hospital General de Zona # 14 y la residencia de medicina interna
Cuando llegue, no te matará, tampoco habrá una explicación exacta del porqué apareció, pero no te dejará vivir. No se sabe cuál es la causa o el origen del síndrome de intestino irritable. Cuando aparezca, puede ser que te acompañe el resto de tu vida, donde te dará días buenos, otros más o menos y otros malos, a menos que hagas algo para contrarrestarlo.
Estoy casi seguro que un día empezaste con molestias abdominales, síntomas que empezaron a entorpecer tus actividades diarias y que fueron aumentando en intensidad y frecuencia. Pudo ser distensión abdominal (esa sensación de «inflamación» en el vientre que aparece sobre todo después de cada comida), o quizás diarrea con más de 3 evacuaciones por día; O sin ir más lejos, simplemente tuviste la sensación constante de que «algo no estaba bien» con tu abdomen. Entonces, las semanas se acumularon y se convirtieron en meses, y sin quererlo ni planearlo, empezaste a vivir tu vida tratando de adaptarte a estos cambios en tu cuerpo, con la esperanza de que fueran transitorios, pero no lo fueron.
Como los síntomas no se fueron, empezaste a tomar alguna que otra medicina de las que todos conocemos y que sabemos se utilizan para el dolor abdominal (como esa tan buscada para los dolores menstruales). Tomaste omeprazol que a lo mejor tuvo buen efecto al principio, pera luego no tanto, y volviste a caer en lo mismo. Nada parecía darte resultados: Gel de aluminio y magnesio, butilhioscina, suspensión o reducción de picante, retiro de lácteos o grasas, todo para evitar despertar al monstruo en el armario. Comer deja de ser tan placentero, y la vida pierde los tintes a los que estábamos acostumbrados, eso ocurre con la colitis nerviosa.
Luego, con el cansancio a cuestas de batallar con el abdomen, fuiste al médico (con uno o con varios), saliste del consultorio con una receta cargada de medicinas y otra vez mejoraste, para luego recaer. Tu abdomen volvió de nuevo a inflamarse, la diarrea o el estreñimiento reaparecieron, los alimentos causaron estragos otra vez, experimentaste aumento en la producción de gases y el malestar global en tus intestinos se estableció sólidamente.
Esta historia ya me la sé, con su principio, con sus síntomas, sus intentos por recibir tratamiento, y su probable final.
Antes que nada, pon a salvo tu bolsillo:
Te van a ofrecer productos que mejorarán tu sistema inmune, que serán naturales y que «harán que tu estómago se sienta mejor», te van a decir que empezarás un «proceso de desintoxicación» y un buen más de patrañas. Hacer cambios en la dieta es indispensable, claro, pero eso no es igual a decir que aparte de eso tienes que tomar suplementos con funciones especiales (tú me entiendes), productos que has escuchado y visto promocionarse en la calle, en internet, o por la tele. Estas cosas no están en las guías clínicas como parte del tratamiento para colon irritable. No gastes tu dinero en eso, mejor ve con un licenciado en nutrición y obtén una dieta compuesta de alimentos verdaderamente naturales.
¿Exámenes para saber si genéticamente eres compatible con ciertos alimentos o pruebas de hipersensibilidad para saber si tu cuerpo reacciona mejor con una comida u otra? ¡NO! Una de las personas que atendí hace casi un mes por un probable colon irritable, se había realizado un estudio genético para identificar qué podía comer sin que los alimentos despertaran la «colitis» (me dijo que le costó un dineral), sin tener buen resultado a pesar de su inversión. Sí hay una inmunoglobulina que podemos medir para establecer si hay alergia a algún alimento, pero no es un estudio popularizado ni mucho menos tan necesario para el grueso de las personas que tienen colon irritable. La técnica de prueba y error es que suficiente y mucho más barata (consumo, evalúo tolerabilidad, si me cae bien lo contemplo dentro del menú habitual, si no, lo descarto, y así sucesivamente).
Pero toma en cuenta que quizás el daño en tu aparato digestivo haya llegado a tal punto, que la dieta por sí sola no sea suficiente para volver a aquella normalidad que tenías y que ya no está, lo que hará necesario el uso de algunos fármacos para que mejores, por lo que requerirás atención médica. Automedicarse no lleva a ninguna parte.
¡Cuidado! ¡Si presentas esto NO PIENSES en «colitis»!
Antes de que continúes es importante que te preguntes si posees alguna de estas 3 características:
- Sangrado rectal: Cualquier persona que presente este hallazgo (sangre fresca en sus evacuaciones).
- Pérdida de peso sin causa aparente: Aquí me refiero a que estés disminuyendo kilos pero sin hacer dieta ni ejercicio y comiendo prácticamente como siempre lo haces ¡Si es así, cuidado! ¡Acude al médico inmediatamente, pues puede tratarse incluso hasta de cáncer!
- Cambio en tus hábitos de defación: Si tienes 60 años o más de edad, y pasaste de poder defecar de manera normal todos los días a tener dificultades y presentar estreñimiento, tienes que acudir a consulta ¡Puede ser una manifestación de cáncer de colon!
Estos hallazgos descritos no son un comportamiento habitual de síndrome de intestino irritable, y dejarlos pasar por alto pensando que lo que tienes es solo «colitis», puede retrasar el diagnóstico de algo más grave ¡Así que cuidado!
¿Qué tan complejo es el síndrome de intestino irritable?
Casi siempre, mucho. Abundan los cambios en las heces (se tornan más acintadas), existe dolor abdominal que mejora tras las evacuaciones, la distensión abdominal después de los alimentos también es común, y la «incomodidad» o sensación de que algo pasa en ese abdomen casi a todas horas también está. Para fines de clasificación, en el colon irritable hay 3 grupos de pacientes ¿Cuál es el tuyo?
- Colon irritable con estreñimiento.
- Colon irritable con diarrea.
- Colon irritable mixto.
Hay quien tendrá estreñimiento y sufrirá bastante cada vez que acuda al baño, otros tendrán diarrea que aparecerá en cualquier momento pero que casi siempre será tras consumir algún alimento. Unos buscan desesperadamente un buen laxante, y los segundos un medicamento que disminuya las evacuaciones o que hasta los «tape» (dicho muy común en México cuando queremos algo que detenga sí o sí la diarrea, tal cual colocar un tapón).
Entonces, como puedes ver, entre las sensaciones abdominales, los dolores, la diarrea, el estreñimiento, la distensión, hay un mundo de potenciales medicamentos que el afectado se podría tomar, aunque casi todas las personas que tienen síndrome de intestino irritable, pasan por alto una de las grandes armas que hay contra la enfermedad y que malamente a casi nadie le cruza por la cabeza (ni a los médicos).
La terapia psicológica, eso que nadie utiliza
Tal vez te parezca absurdo porque lo que te está matando es el abdomen, es más, hasta jurarías que no te sientes estresado y dirías: «¿A qué demonios tendría que ir yo a recibir terapia psicológica?» Pues es cierto, recibir terapia es una recomendación de las guías internacionales (ej. británicas) para combatir el colon irritable, ¿Y porqué? Porque un muy común denominador de este tipo de pacientes es que detrás del caos digestivo existe o la ansiedad, o la depresión, o las 2 (aunque no se sientan «estresados») y la terapia ayuda muchísimo. Tras unas sesiones de psicoterapia combinadas con el tratamiento farmacológico adecuado tiende a haber mejoría.
Como todo, cuando les propongo en consultorio que hay que introducir la terapia al plan de tratamiento hay pacientes que se sorprenden, les extraña, pero lo hacen, y les va bien; por otra parte, desde mi perspectiva como médico, dicha terapia le da un gran soporte a los fármacos, lo que permite que utilicemos menos dosis para tener respuesta o que esta sea más rápida.
Así que ten presente que contra la «colitis nerviosa», la terapia psicológica puede darte grandes ventajas.
¡La dieta es muy importante para que te sientas mejor, pero no es infalible! ¡Paciencia!
Cada cuerpo es distinto, y lo que a unos les cae muy bien a otros los «mata» de malestares. En cuanto a la colitis nerviosa, no hay de otra, el ensayo y el error nos irá llevando a identificar qué te cae mejor en cuanto a comida; al iniciar el tratamiento deberás alejarte de aquello que has identificado que no toleras comer, y darás prioridad a aquello que sí. La terapia psicológica, los fármacos y la asesoría médica poco a poco irán surtiendo sus efectos y seguramente podrás intentar dar segundas oportunidades a algunas cosas previamente limitadas, ya veremos. Debes jugar a la segura al principio para poder ir arreglando las cosas.
¡Cuidado con los probióticos!
También es altamente probable que por lo mal que te sientas, acabes buscando los famosos probióticos, esas bacterias inocuas que puedes beberte en forma de ampolletas y que «le dan equilibrio a tu cuerpo», haciendo que mejores de la colitis (o al menos eso esperarías). Pues bueno, no diré que no pueden aportarte algo, pero la única manera en la cual podrías pensar en utilizarlos, sería cuando por más medicamentos que estés consumiendo y habiendo hecho todo lo que tenías que hacer no has obtenido mejoría, o sea, estás ante un caso refractario o de difícil manejo. Ahí es cuando los probióticos pueden ser utilizados por 12 semanas, sin haber preferencia entre alguna marca u otra, pero invertir en ellos desde temprano, no es aconsejable.
Por último, dale su lugar al colon irritable
No es solo dolor abdominal, distensión, diarrea o estreñimiento, es un problema de salud bastante complejo de resolver y para hacerlo es necesaria la asesoría médica por parte de alguien con conocimiento y experiencia sobre la enfermedad.
Cuando el colon irritable se presenta, es el resultado de muchas variables que confluyeron para que dicha «colitis» apareciera, incluyendo a la ansiedad o depresión, hay que decirlo. A lo mejor con un medicamento que consumas tienes para apagar el fuego cada vez que se presenta, pero el valor de un buen tratamiento contra el colon irritable radica en que los episodios se presenten lo menos que se puedan, o preferentemente que no se presenten, y para eso hay que combatir la causa desde la raíz.
Si una persona tiene depresión, añadir tratamiento dirigido contra eso, sumado al resto de medicinas enfocadas en dar estabilidad a tu intestino, da mucho mejores resultados que dar solo algo para quitar el dolor. ¿Qué antidepresivo? Depende del criterio del médico al evaluar cada caso, por ello necesitas ayuda profesional.
El primer paso hacia una larga vida aguantando la colitis nerviosa, es subestimarla, atenderla superficialmente y solo cada vez que algún «incendio» se presente.
Conclusión
El colon irritable es muy molesto, pero no te matará; eso sí, si es de grado moderado o severo, tu calidad de vida podrá verse fuertemente afectada, hasta que decidas seguir un tratamiento, el cual es más complejo de lo que se cree: antiespasmódicos, antidepresivos con efectos sobre la diarrea o el dolor intestinal, identificación de ansiedad o depresión coexistentes y manejo médico de las mismas, psicoterapia, cambios en la dieta, etc. Para eso necesitas la guía y la experiencia de un profesional médico.
Hay mucho por hacer para que estés mejor, ¡Entonces hay que hacerlo! No te arrepentirás.
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Referencia:
British Society of Gastroenterology guidelines on the management of irritable bowel syndrome 2021 (https://gut.bmj.com/content/70/7/1214).