El Hospital General de Zona # 14 y la residencia de medicina interna
Hola de nuevo, espero que te encuentres muy bien. Te doy la bienvenida a esta nueva sección en donde, a partir de ahora, te contaré un poco más cada vez, sobre los síntomas o malestares que presentan las personas que acuden a mi consultorio, cómo abordo cada caso y cómo decidimos juntos, el mejor tratamiento posible; en fin, cómo son mis actividades diarias en mi consultorio o, incluso, en el hospital. Pienso que es la mejor manera de explicarte de qué se trata mi trabajo como internista.
A través de estos pequeños artículos, quiero que veas cómo empiezan los problemas para cada persona y cómo hacemos por resolverlos; a veces explicaremos una enfermedad como tal, a veces te mostraré algunas de las dudas que tienen mis pacientes, mismas que responderé con respaldo científico y, por supuesto, todo eso nos llevará a una conclusión. Estoy seguro que será una excelente manera de comunicarnos y que, cada vez que me leas, te lleves algo útil contigo.
Evidentemente, por respeto al paciente, cada vez que hable de alguno de ellos, usaré un nombre ficticio, pero ten por seguro que el caso es verídico. En la medida de lo posible, agregaré algunas de las pruebas que se realiza Empecemos entonces.
Juan, su cansancio, y su errática frecuencia cardiaca:
El señor Juan tenía 74 años de edad cuando lo atendí en consulta, por primera vez, hace ya algunas semanas. Llegó conmigo gracias a la recomendación que le hizo su familia cercana, que ya me conocían.
Prácticamente no tenía antecedentes de importancia (ni diabetes), así que fuimos, casi, directo al grano: me contó que llevaba aproximadamente 1 año con ciertos períodos de fatiga, que coincidían con frecuencias cardiacas menores de lo normal (< 60 latidos por minuto, o bradicardia), que llegaban hasta 38, para después aumentar a niveles normales (por ejemplo, 70 u 80). Se la pasaba alternando cifras bajas con normales o, incluso, más elevadas.
Pero se sentía anormalmente cansado.
Acudió a consulta con algún médico particular, sin tener mejoría con el tratamiento que le dieron, por lo que posteriormente acudió a consulta con un cardiólogo en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) quien, ante la evidente irregularidad de la frecuencia cardiaca, solicitó 3 estudios muy importantes: Un ecocardiograma, un estudio Holter de 24 horas y, además, una prueba de esfuerzo.
¿Qué es un ecocardiograma, un Holter de 24 horas y una prueba de esfuerzo?
Seguramente ya lo sabes, pero por si hay alguien que aún no, el ecocardiograma no es otra cosa que un ultrasonido como esos que se les realizan a las mujeres embarazadas, pero del corazón, y su finalidad es ver si este órgano tiene alguna alteración estructural que explique los síntomas que tiene el paciente. En este caso, dicho estudio resultó interpretado como normal (anexo imagen del reporte).

Por otro lado, estoy seguro que ya has visto (o te han realizado) un electrocardiograma (mira la imagen de abajo); este nos permite registrar las «corrientes eléctricas» que recorren de punta a punta el corazón, y que adquieren cierto patrón de imagen de acuerdo a si ese recorrido es normal o no. Estas imágenes nos ayudan a saber si una parte del corazón (aurícula o ventrículo) está aumentada de tamaño, o si hay una arritmia, un bloqueo, o si hay alguna parte que no está recibiendo una adecuada cantidad de oxígeno (isquemia).

Pues bien, el Holter es un electrocardiograma que dura 24 horas, o sea, todo el día; esto nos da una mayor probabilidad de registrar alguna arritmia u observar el comportamiento de las frecuencias cardiacas de una persona, así como ver si el corazón lanza latidos fuera de lugar, ya sean aislados, en grupos de 2 o 3, y así sucesivamente. Anexo el reporte.

La prueba de esfuerzo, como su nombre lo indica, es aquella en donde el paciente está conectado por medio de unos cables (electrodos), hacia un monitor, en donde se observa su actividad cardiaca. La prueba inicia con la persona sobre una banda de ejercicio, la cual va acelerando progresivamente hasta que se alcanza la frecuencia cardiaca máxima posible (lo cual es lo ideal). Durante todo este tiempo, se observa cuidadosamente el trazo eléctrico del corazón, buscándose datos de isquemia (inadecuado flujo de oxígeno a cierta parte del corazón). Cuando se da por buena la prueba o la persona no puede más, se va desacelerando la banda hasta que esta se detiene por completo.

¿Qué mostraban los estudios?
El ecocardiograma y la prueba de esfuerzo, no mostraron alteración alguna. No había daño estructural del corazón que explicara lo que ocurría, ni tampoco se encontró que hubiera angina de pecho. Sus estudios de sangre también eran completamente normales.


En el Holter de 24 horas, fue donde se encontró lo que le dio sentido a todo lo que Juan sentía: frecuencias cardiacas en promedio bajas (65 x´), pero disminuyendo hasta 38 durante la madrugada. El ritmo con el que ese corazón trabajaba, era normal. Efectivamente, había un problema con la frecuencia cardiaca pero, aparte de eso, había otro detalle muy importante a tener en cuenta.

El corazón de Juan producía latidos cardiacos fuera de lugar, que se generaban en los ventrículos (ectopia ventricular), en una cantidad nada despreciable; detectarlos a través del holter fue la clave para decidir el tratamiento, pues pudimos discernir sobre si lo que había era un problema de frecuencia cardiaca, o más bien, de extrasístoles ventriculares.
¿Cómo se encontraba Juan el día que acudió a consulta?
En general bien. Seguía mencionando su cansancio, el cual se había hecho cada vez más frecuente. Al auscultarlo, efectivamente noté que su corazón no seguía el ritmo normal. Había latidos que aparecían antes de tiempo y que, después, le daban un segundo de tiempo de recuperación al corazón (así es como se escuchan las ectopias ventriculares). Conté, en total, 8 latidos anormales en 1 minuto. Aparte de esto, todo se encontraba bien, incluyendo su saturación de oxígeno y su presión arterial (97 % y 138/84 mmHg).
¿Entonces cuál era el problema de Juan?
Simple y llanamente, algo que se denomina «Contracciones Ventriculares Prematuras», o latidos ventriculares que estaban fuera de lugar, y que interrumpían el adecuado trabajo de bombeo del corazón. Estos, robaban tiempo efectivo de trabajo al órgano, al sustituir a algunos de los latidos normales, dificultando el adecuado flujo de sangre que normalmente ocurre desde la bomba natural que tenemos, al resto del cuerpo. Había pues, que suprimirlos, o disminuirlos lo más posible para que se recuperara el bombeo efectivo cardiaco.
Gracias a la prueba de esfuerzo y al ecocardiograma, se descartó que hubiera una enfermedad cardiaca que requiriera un cateterismo cardiaco o un marcapasos, por lo que pude enfocarme a tratar con un medicamento, el problema que juan tenía.
La conclusión era muy válida, pero me extrañaba que antes de llegar a mi consultorio, no hubiese recibido ningún tratamiento para eso. Total, las pruebas ya las tenía y, habiendo descartado todo, ya se podía empezar. «Tiene usted el corazón más estudiado del mundo», le dije, y él y su esposa se rieron. Lo que me dijo, fue que solo le comentaron que NO era candidato a recibir marcapasos debido a que el corazón respondía al hacer esfuerzo, y fue todo, lo egresaron sin medicina. Me parece extraño, pero no puedo opinar más, no estuve ahí cuando esa decisión se tomó, y por lo tanto desconozco qué observaron los médicos que no lo hizo candidato a recibir un tratamiento, en ese momento.
¿Cómo le fue a Juan?
Tras platicar con él y su esposa, conocer los detalles de su historia, evaluar sus exámenes de sangre, sus estudios cardiológicos y hacer una revisión física, decidí dejar un medicamento en dosis única y en mínima cantidad, misma que una semana después, decidí aumentar a cada 12 horas, tras comunicarme con ellos y evaluar por whatsapp cómo se sentía Juan. Hoy precisamente que escribo este artículo, su hija me confirma que hay una mejoría del 70 % aproximadamente, y eso que apenas lleva unos días con el reajuste. Me da mucho gusto. Estaré al pendiente y en su momento, lo citaré de nuevo para realizar un electrocardiograma, o más específicamente, le pediré un nuevo Holter de 24 horas.
Conclusión:
El mareo es un síntoma muy frecuente de consulta, y sus causas son muy variadas; hay que evaluar el cerebro, el oído interno y, claro, el corazón, entre otras posibilidades. En ciertas personas, la fatiga o cansancio, puede deberse a una alteración cardiaca, y como esta causa no es algo tan familiar para muchas personas, quizás Juan habría empezado a tomar vitaminas y suplementos alimenticios, para tratar de aliviarse, obviamente, sin éxito; afortunadamente, no lo hizo, mejor, buscó atención médica. Por eso es muy importante que no te automediques; por el contrario, acude al médico ante cualquier síntoma que experimentes y que no conocías. Siempre, la detección oportuna es lo más importante.
Juan pudo hacerse un chequeo cardiaco completo, cuyos resultados permitieron dejarle un tratamiento y, hasta el momento, obtener una mejoría que le permite ir recuperando su calidad de vida.
Me da mucho gusto por él.
Te envío un saludo y nos leemos, en la próxima.
Dr. Luis Enrique Zamora, Médico internista.

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Bibliografía:
O’Quinn, Michael & Mazzella, Anthony & Kumar, Prabhat. (2019). Approach to Management of Premature Ventricular Contractions. Current Treatment Options in Cardiovascular Medicine. 21. 10.1007/s11936-019-0755-y.(https://link.springer.com/article/10.1007/s11936-019-0755-y).