El Hospital General de Zona # 14 y la residencia de medicina interna
Ayer domingo 24 de enero del 2021, Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México, hizo público a través de su cuenta de Tweeter, que le han diagnosticado COVID19. Esto lo coloca en una alta posición de riesgo para presentar un cuadro severo, y en una posición desventajosa con la historia. El período comprendido entre el 30 de enero y el 4 de febrero del presente año será determinante para él, sin duda, uno de los más críticos en toda su vida.

¿Porqué te hago énfasis en ese período de tiempo? ¡Vamos a ver!
La evolución natural del COVID-19:
Todas las enfermedades, tienen un comportamiento, un «ciclo de vida», una evolución natural que puede ser de días, meses o años, y que empieza a contar desde el primer momento del padecimiento, hasta el último, ya sea porque la persona se ha curado, o ha muerto. Durante esa línea de tiempo, está bien identificado cuándo las complicaciones van apareciendo; en el caso de COVID19, a lo largo del año 2020, hemos estudiado y aprendido su ciclo natural y, dependiendo del día en que inician los síntomas, sabemos cuando hay que estar más al pendiente de la salud de un paciente.
En mi caso, cuando atiendo a alguien que tiene COVID19, conocer la evolución de esta enfermedad, me permite contemplar con anticipación en qué días alguien que está enfermo, podría complicarse (si es que lo hace) y, así, informar a tiempo a la familia que existe probabilidad que algo no deseado, pueda suceder (dejar en claro las cosas desde el primer día, siempre será lo mejor); también, si nos vamos al otro extremo, con base al día que está cursando el paciente, puedo permitirme quitarle preocupaciones a él o su familia, porque ya van tan avanzados en la enfermedad, que prácticamente el caso está en resolución, y no debiéramos esperar ningún deterioro. Ve como un dato tan «fácil» de obtener, como conocer la evolución natural de una enfermedad, nos permite diseñar toda una estrategia de atención.
Mira la imagen de abajo, es la evolución natural de COVID19; puedes observar cómo están especificados los diferentes síntomas (dolor, fiebre, tos, dificultad respiratoria o polipnea, etcétera), todos unidos a una línea en la cual está escrito el número de días que tardan en aparecer en un paciente con COVID19.

Lo que quiero que veas, principalmente, es que casi siempre los pacientes que se complican por COVID19, acaban llegando al hospital por ahí del día 7 de evolución (hasta antes, diría yo), ya sea porque notaron que la saturación de oxígeno había disminuido, o porque sentían que no podían respirar adecuadamente al hacer algún esfuerzo, o porque se sentían realmente muy mal, lo que sea que para ellos, eso signifique.
Más allá, entre el día 8 y 9 (8.7), observa cómo tiende a aparecer la verdadera dificultad respiratoria (polipnea), y para el día 10 de evolución, los que requerirán terapia intensiva, ya están en un estado grave de enfermedad, sea severo o crítico. Conociendo esto, ya tenemos nuestra base para deducir el resto, solo hay que contestar una pregunta más.
¿Cuándo empezaron los síntomas del Presidente?
Este dato no se especifica; en su tweet del domingo 24, menciona tener «solo síntomas leves», lo que obviamente nos coloca en la etapa temprana de la enfermedad. Si hago un cálculo muy arbitrario, suele ocurrir siempre, al momento de iniciar algún síntoma poco específico, que el paciente minimice lo que siente y lo considere transitorio, por lo que consideraré que el presidente ha dejado pasar las primeras 24 horas antes de hacerse la prueba diagnóstica, lo que hace que quede como día de inicio de todos los síntomas, el 23 de enero del 2021 (sábado).
Hagamos nuestros cálculos:
Ahora que hemos intuido el día en que este caso de COVID19 inició, solo basta sumar a ese día los números 7, 8-9, y 10, para descubrir en el calendario cuándo tentativamente empieza el período crítico (como paciente) de Andrés Manuel López Obrador, y estas fechas caen el 30 de enero, junto con el 1 y 2 de febrero.
Entonces, deberíamos estar muy atentos desde el sábado 30 de enero en adelante, ya que, ahí, empezaría el empeoramiento generalizado que lleva al hospital a un paciente; 1 o 2 días después, aparecería la polipnea (marcada dificultad respiratoria) y, después, a todas luces, un muy grave cuadro clínico, en el día 10 de evolución.
Como cada cuerpo es diferente, extendí el margen de seguridad de vigilancia para el Presidente, hasta el día 4 de febrero, lo cual nos llevaría al día 12 de evolución. Si para el 4 de febrero él no ha empeorado, ya no lo hará, al menos, no por COVID19.
¿El Presidente de México, tiene riesgo de complicarse?
Sí, lo tiene, ya que cumple con 3 factores de riesgo que la epidemiología y la bioestadística nos ayudaron a identificar tempranamente, el año pasado, como una señal de alerta para quien se enfermara de COVID19:
- La edad mayor de 65 años (él tiene 67 años).
- Antecedente de enfermedad cardiaca (él tuvo un infarto el 03 de diciembre del 2013).
- Tiene hipertensión arterial sistémica.
Las personas que tengan alguno de estos factores, por separado o simultáneos, tienen mayor riesgo de presentar la versión severa de la enfermedad. Lamentablemente, es un hecho que cualquier persona que contraiga COVID19, tiene riesgo de muerte, unos más y otros menos, dependiendo de sus factores. Mira la imagen de abajo, donde diferentes instituciones nos ennumeran las características propias que aumentan la probabilidad de enfermedad severa o muerte, por COVID19:

Un presidente NO vacunado que no sigue adecuadamente las medidas de protección:
Para agregarle drama a este asunto, apenas el lunes 25 de enero, AMLO confirmó que aún no se había vacunado, ya que (según sus propias palabras), no era su turno en la fila y no quería faltar a esa legalidad. Le reconozco ese detalle, aunque creo que, tratándose de la figura presidencial de nuestro país, si hubiera una excepción, bien valdría la pena que fuera él a quien hubieran vacunado junto con el personal de salud, sin embargo, sé que esto también hubiera desatado críticas en otros sectores de la sociedad; como suele ocurrir, darle gusto a todos es imposible, y en este caso, se ha apegado a las reglas, y no se ha vacunado, al menos, es lo que él dice. Esta decisión es un potencial punto en contra, ya que no hay inmunidad derivada de la vacuna, que pueda amortiguar la fuerza conque se desarrolle el COVID19 en su organismo; está pues, en ceros, como casi todo México, todavía.
Su renuencia a utilizar cubrebocas de manera regular, gel antibacterial, y no guardar sana distancia, ni en vuelos, ni en reuniones públicas o privadas, ha pasado factura; esto que hoy le está ocurriendo tenía que pasar e, incluso, desde mi punto de vista, es más que evidente que tardó en contagiarse. Siguió el camino que muchos mexicanos hemos seguido, unos con más suerte que otros. Ahora es su turno de intentar superar, esta difícil prueba.
La tarea para los médicos del Presidente:
Estar al pendiente de los niveles de saturación de oxígeno y patrón respiratorio de Andrés Manuel, sobre todo del 30 de enero hasta el 2 de febrero, pues es el período crítico de la enfermedad para él. Algo que me genera mucha curiosidad es qué tratamiento le están dejando, ya que, si fuera mi paciente, le diría desde el primer día que nos enfocaríamos a los síntomas, y nada más. No usaríamos ni ivermectina, ni hidroxicloroquina, ni claritromicina, pero bueno, no es mi paciente, así que solo me queda esperar que no le estén dando ningún coktail de fármacos que provoquen más daño que beneficio. Ya me enteraré.
Por último, el escalofriante reto de la historia:
Tenemos al Presidente de México, enfermo de COVID19, un padecimiento que ha acabado con la vida de más de 2 millones de personas, y destruido a cientos de miles de familias. Andrés Manuel tiene factores de riesgo que lo acercan hacia la forma severa de la enfermedad, incluyendo el que no está vacunado. Hasta hoy, nunca, ningún Presidente de México ha muerto durante una pandemia, a causa del virus o bacteria que la provoque. AMLO está en un escenario sumamente difícil de construir: Coincidió con una situación catastrófica, de gigantescas dimensiones, en donde, a pesar de los grandes avances científicos, no hay tratamiento alguno para la enfermedad, además de contar con factores de riesgo que lo hacen más propenso a cursar con la forma severa del COVID19; está en una posición histórica de riesgo absoluto. Es de pensarse lo caprichoso que puede ser el destino.
Le deseo que todo salga bien.
Estaremo, pues, atentos al período crítico que enfrentará el Presidente, entre el 30 de enero y el 4 de febrero, del 2021.
Dr. Luis Enrique Zamora Angulo, Médico internista.
Contacto: drzamoramx@gmail.com.
Citas: 3313377604.
Fuentes:
1-https://www.infobae.com/america/mexico/2021/01/25/por-que-amlo-no-se-vacuno-contra-covid-19-estas-fueron-sus-razones-dias-antes-de-contagiarse/
2.-https://www.excelsior.com.mx/nacional/2013/12/04/931832#imagen-1
3.- Dos Santos WG. Natural history of COVID-19 and current knowledge on treatment therapeutic options. Biomed Pharmacother. 2020 Sep;129:110493. doi: 10.1016/j.biopha.2020.110493. Epub 2020 Jul 3. PMID: 32768971; PMCID: PMC7332915.
4.-https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2052297520301670.
5.-Murillo-Godínez G. The deadly diseases of the presidents of Mexico. Med Int Mex. 2019;35(3):406-424.
2 Comments
Great article.
Thanks.