¿Quién es el mejor residente? (Reflexiones de un adscrito)

El final de este año de residencia se acerca. Los que van a subespecialidad, deberán incorporarse a su nueva sede a mediados de febrero y, los que no, lo harán a finales de este siempre corto mes de febrero.

Entre médicos tratantes, a lo largo del año, hacemos el recuento del desempeño de los médicos residentes (diría yo que por trimestre), pero ahora, ante el inminente final, es inevitable que la pregunta vuelva a surgir, exigiendo una respuesta definitiva. ¿Quién ha sido el mejor residente? ¿Quién posee las gemas del infinito? (en el caso del hospital donde trabajo, la decisión es entre los R2, que es el grado máximo que existe).

Antes de entrar en materia, diré que, afortunadamente, tuvimos una gran generación de R2; estoy muy satisfecho con su desempeño como grupo. Casi todos son buenos médicos y, aún, mejores personas.

En este proceso de responderme quién era el mejor, para complicarme menos la vida, hubo finalistas (específicamente 4), cada uno con sus suigeneris características: uno es muy introvertido, otro es más extrovertido, a otro lo considero muy culto y versátil, y el último navega por la vida con aires de sobrado. 4 personalidades muy distintas, opuestas, todas candidatas a la más alta distinción, pero en su diversidad se presenta el principal problema, ya que dicha divergencia le hace homenaje a la complejidad de la medicina.

Aunque todos sean muy distintos entre sí, tal y como ocurre en el fútbol, cada estilo tiene la oportunidad de ganar el partido al resolver el problema que le plantee el paciente que tiene enfrente, porque lo que verdaderamente importa es el conocimiento que se posea para poder resolver el acertijo. El «quién», puede variar importantemente, pero lo que se sepa, no (o no tanto).

Pero tampoco podría decidir quién es el mejor de acuerdo a lo que cada uno de ellos sabe, porque esa definición es tan grande como el universo. ¿Qué es «saber mucho»? Siempre hay temas o escenarios en donde unos se sienten más cómodos que otros, todos tenemos nuestro talón de Aquiles y nuestras fortalezas. Lo que recién se lee una noche antes, te da ventaja sobre el que no lo hizo, por lo que el «saber mucho» es una variable muy poco objetiva, y demasiado cambiante, si cada quién sabe justo lo que necesita saber para resolver un problema.

Desde hace tiempo renuncié a ver la medicina como un cuadrilátero donde gana quien tenga el garrote más grande. A estas alturas de la tecnología, si me enfrasco en una discusión, muchas cosas que piense o diga pueden tener información que la respalde de acuerdo al cómo sea interpretada, y puede llegarse a un punto tan sólido como la ausencia de pruebas te lo permitan («a ver, demuéstrame que no estoy equivocado). Mi tiempo es cada vez menor, y todo lo que huela a discusiones estériles matan de inmediato mi apasionamiento. Con el tiempo y la vejez te vuelves más práctico.

Es por tanto necesario, entender que lo que hace a un buen residente, aparte de tener su personalidad propia, es el cumplimiento de los comunes denominadores que le garantizan mantenerse en competencia y, de ahí, poder ser considerado como el mejor, dependiendo de quién emita el juicio y bajo qué circunstancias.

El «serio» evidentemente habla poco, es muy propio, pero domina cada escenario sin hacer ningún aspaviento. Su desempeño es sólido a todos niveles, es un todo terreno que se siente cómodo en cualquier lugar. Ama profundamente lo que hace, la medicina lo obsesiona. Es un gran maestro para sus alumnos, y sumamente respetuoso con sus superiores. No pierde el control de sí mismo bajo ninguna circunstancia. Me atendería con él, siempre.

El extrovertido es, por consecuencia, el alma de la fiesta. Su presencia se nota inmediatamente, pone a la gente en movimiento y hace sentir su autoridad de manera más enérgica, casi escandalosa (pero respetuosa), y también sabe lo que hace. Tiene tiempo para sí mismo a la par que aprende a diario medicina. No se permite perder una discusión. Buscará y encontrará lo necesario para demostrar que él tiene la razón, aún si trata con un subespecialista. Siempre busca las respuestas de lo que necesita, no se permite decir no sé. Me atendería con él, siempre.

El culto, tiene a su disposición cualquier cantidad de temas, con él se aprende algo a diario, incluyendo, por supuesto, a medicina. Su accionar se encuentra en un punto intermedio entre los 2 médicos citados anteriormente. Es más sociable, pero menos ostentoso, y sin aparentarlo en gran medida, sabe lo que requiere saber para desenvolverse en el hospital. No hay tema médico que surja, con el que no esté familiarizado, y tampoco se traga cualquier diagnóstico fácilmente. Está ávido de conocimiento y de deseos por compartirlo; es el que desea incurrir en las distintas plataformas digitales. Me atenderia con él, siempre.

El último de los 4 encuentra, en su virtud, quizás su mayor defecto: es tan autosuficiente y estoico por decisión propia, que se torna ríspido para su entorno. Se percibe incómodo en muchas ocasiones en compañía de los demás, cuando de ejercer medicina se trata. Vive cuestionándolo todo y pareciera que su verdad es la única que existe. Su actitud raya entre la seriedad y la potencial burla hacia el interlocutor, pero cualquiera puede darse cuenta que sabe lo que hace. No se permite desconocer algo, y busca los caminos más enredados, son todo un reto para él. Su manera de interpretar la medicina le augura sinsabores futuros pero también apasionados momentos. Siempre parece ir un paso adelante de los demás, pero también identifica y respeta a aquellos que, sin ser como él, muestran compromiso y entrega hacia su carrera, como los 3 médicos anteriormente descritos. Me atendería con él, siempre.

Tales son los 4 médicos residentes que considero son los mejores de la generación que se va, una opinión que asumo con alto riesgo de sesgo debido a que puede verse influenciada por mi constante convivencia con ellos, y la convivencia más inconsistente o inexistente con los otros, pues las rotaciones que estaban programadas, en más de una ocasión, no pudieron llevarse a cabo por el COVID19.

También, asumo que, inconscientemente, puedo verme parcialmente reflejado en ellos y por eso pude inclinar la balanza hacia esta selección, pero no creo que sea el caso; quiero pensar que he sido lo suficientemente imparcial a la hora de tomar mi decisión, basado en la información que tengo de todos, mucha o poca, según sea el caso, y acumulada en estos 2 años de conocerlos.

Mis 4 # 1:

Los 4 médicos descritos son los mejores, sin posibilidad de quedarme con uno solo de ellos. La diversidad de personalidades me permite reafirmar lo grandioso que resulta que, en el arte de la medicina, existan distintas maneras de ejercerla, de hacerla suya, y resolver un problema de la mejor manera. Hay lugar para todos, es como el fútbol. Hay tantos estilos como podamos imaginarlos y cada uno de ellos, apegado al reglamento, puede ganar el partido. Eso es lo que confirmo a través de los 4, y que me parece digno de estudio, me llena, me enseña. Cada uno de ellos, según su manera de ser, se desenvuelve de la manera correcta frente a sus pacientes.

A todos les habrá de ir bien. Casi cualquier estilo puede tener éxito, aunque lo más importante, tras remarcar sus diferentes personalidades, estriba en aquello que los 4 comparten, y que solo les puede garantizar el éxito, más adelante:

1- Todos trabajan y guían adecuadamente a sus subordinados. Ejercen la autoridad sin aspavientos y con seguridad. Nunca hubo quejas de nadie, son confiables a más no poder. Respetuosos de sus superiores, aunque puedan no estar de acuerdo del todo con lo que uno expone.

2- Todos estudian constantemente. Se mantienen actualizados sobre lo que les ocupa al día, y lo que no se sabe, lo investigan para el día siguiente. Se superan constantemente, palpablemente evolucionan, mes con mes. Ya rumbo al R3 y, desde antes, en este año de R2, han cosechado los frutos de su constante esfuerzo desde el R1 y del fogueo que les deja cada guardia, sobre todo, en este segundo año, donde están a cargo de los R1.

3- Su trato hacia sus subordinados es justo, fraterno en mayor o menor medida, pero siempre dentro de los límites de la legalidad. Sus alumnos se sienten cómodos bajo su mando, tanto por la manera en que se les dan las indicaciones, como en el respeto académico que proyectan sobre los demás. El R1 y el médico interno de pregrado se sienten respaldados. Mal vamos cuando empezamos a considerar que nuestro superior no es competente y, eso, aquí, no aplica, no hay manera.

4- Les encanta compartir lo que han aprendido con los R1 y los médicos internos de pregrado, dejan tarea, artículos para leer, explican, guían, están muy metidos en el proceso formativo de sus alumnos. Aprenden por lo tanto, 2 veces, qué mejor.

5- Pero el punto más importante, sobre todos los demás, y que decanta que estos 4 sean los mejores residentes, es que confrontan, cuestionan y, a pesar de estar en un equipo médico, toman protagonismo y decisiones aún en ausencia del médico tratante. Es esta una conducta indispensable la que redondea su performance, la que los diferencia, la que hace que a un paciente le vaya mejor ante las vacilaciones o equivocaciones que nosotros, como tratantes, tenemos. Su genuina duda ante nuestras aseveraciones, nos hace a nosotros ampliar el panorama, viendo en el proceso cosas que nos habían pasado inadvertidas. Son un excelente margen de seguridad para el paciente. Una constante invitación a no dar nada por sentado. Nos ayudan a evitar el anquilosamiento que en ciertos puntos, nos traen los años y las características de nuestra vida adulta.

Cada vez es más evidente que la generación actual y las que vienen, se involucrarán más activamente en investigación, desarrollarán ese gusto (lo que me place mucho), pero no lo considero un punto vital para definir al mejor. Si bien investigar es indispensable para generar más conocimiento, adentrarse en ello y adentrar a otros requiere tiempo, y sus beneficios tardan en reflejarse. Lo básico y más determinante de la medicina se lleva a cabo todos los días. Investigar es, hasta cierto punto, opcional, aunque no dudo que ellos seguirán ese camino. Ese gran garrote puede llegar después.

Por eso, ellos 4 son los mejores. Me tocó recibirlos y tras 2 años, fui también testigo de su evolución, de su crecimiento. Este hospital General de Zona ya les queda justo, ya es momento de que partan al tercer nivel (Centro Médico Nacional de Occidente) y entren a la segunda parte de su formación, como internistas unos y como subespecialistas otros.

A los ojos de todos los residentes egresados, vienen cosas grandiosas: más recursos, mejores y más imponentes instalaciones de trabajo, nuevas personas por conocer, el resto del mundo visto através de los ojos de la madurez.

Los últimos años de formación, mezclan el alivio que se siente ante el término del largo camino emprendido años atrás, con la incertidumbre de lo que les espera en su futuro laboral; es una etapa única, y pasará bien. Es un salto necesario e inevitable.

La clínica se convertirá en un buen recuerdo, un vital escalón de 2 años, necesario para todos, para poder llegar a donde tenían que llegar. Espero que todos, cuándo piensen en ella en retrospectiva, entiendan que era el lugar en dónde necesitaban estar en su etapa inicial. Por decisión propia o por carambola, estuvieron dónde debían.

Felicidades a todos, y que les vaya bien.

Dr. Luis Enrique Zamora Angulo

https://doctorhumano.mx

Médico especialista en Medicina Interna desde el 2007. Realizo mi actividad profesional de manera privada en consultorio médico presencial y a través de asesorías médicas en línea, además de también laborar en el sector público, en el Instituto Mexicano del Seguro Social, desde el 2011. Divulgador médico desde hace 3 años, a través de las distintas plataformas digitales, y autor del libro "La guía definitiva para aprobar el ENARM", publicado y vendido en Amazon. Soy creador y anfitrión del podcast médico y canal de YouTube "Medicina ¡Para llevar!".

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1 Comment

  • Excelente descripción y aliciente para aquellos que se siguen formando y aprendiendo de aquellos que entendieron que compartir sus experiencias es la mejor manera de retribuirle a su carrera por el placer obtenido de haber servido a la humanidad.

    Felicidades, Amigo y Doctor Zamora.
    y Éxito para tus 4, #1.

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