El Hospital General de Zona # 14 y la residencia de medicina interna

Me la pensé mucho para escribir esta entrada, porque seguramente llegará tarde para muchos médicos próximos a ser residentes; ya habrán hecho su trámite preliminar en algún hospital, pero bueno.

Es necesario que me dé el tiempo de escribir, porque aprecio mi hospital (lo que fue ocurriendo poco a poco, a través de los años), y no es de mi agrado enterarme que no hay mucha información disponible sobre ella, para quien le interese. Pareciera que solo los residentes que de aquí han egresado, pueden explicar cómo es realizar aquí, la residencia de medicina interna. Trataré de equilibrar la balanza.

Vi desde hace semanas, publicaciones en redes sociales en dónde invitan a los médicos a incorporarse a algunas instituciones, con el clásico listado de requisitos, y pensé ¿Debería hacer algo por mi clínica?

De todos modos, aclaro: esta no es una convocatoria oficial, ni contenido que busque convencer a nadie; busco llenar un hueco que le facilite las cosas a quien tome en cuenta por un instante este hospital, para un sí, o para un no.

Si hablo de tantas cosas, ¿Porqué no de este tan antiguo Hospital General de Zona? ¿Qué encierra la todavía «misteriosa» clínica 14 para los que se planteen venir aquí? Te cuento.

La principal cuestión es que como institución pura, no es aún prioridad de nadie. Los médicos acuden a ella porque es la única puerta tridimensional que los llevará a la tierra prometida: el Centro Nacional de Occidente. Este hospital es la única subsede en Jalisco, para terminar medicina interna en el célebre nosocomio de tercer nivel, que dicho sea de paso también es referencia nacional.

Ojalá que los años que vienen, aunque siga siendo subsede, le otorguen el reconocimiento que poco a poco se va mereciendo. Espero verlo antes de que la jubilación me abrace con todas sus desventajas.

Mi clínica no es bonita (no de inicio), pero está incrustada muy cerca del corazón de la zona metropolitana de Guadalajara; es un edificio antiguo, desgastado, a primera vista y por fuera, sucio, como la inmensa mayoría de los hospitales públicos. Tiene 4 pisos, a través de los cuales se mueve mucha gente, cuya afluencia ha aumentado desde que hace aproximadamente un año, se abrió la tercera línea del tren ligero (metro, dirían en la CDMX), y tuvimos la suerte de que una de las estaciones quedara justo a las afueras del hospital, lo que considero muy atractivo, ya que es un medio muy rápido de desplazamiento y muy seguro en todos los aspectos, alcanzable desde diversos puntos de la ciudad.

La 300,000 veces heroica clínica 14.

El piso 1, 2, y parte del 3, pertenecen a medicina interna; no hay un límite de camas, ya que la demanda de atención es mucha y el número de residentes actuales ya es de 20 (19, pues uno renunció apenas inició en marzo). De todos modos, aproximadamente hay siempre entre 4 y 5 becarios por guardia, que no evita que sus noches sean difíciles; es una constante que casi siempre duermen poco o no lo hacen; unos se las arreglan, otros no le han tomado la medida a los tiempos.

Procedimientos hay muchos, a diario, a cada rato, en cualquier turno: catéter venoso central, colocación de catéter Tenckhoff percutáneo (estos se colocan en la mañana), intubación, paracentesis, toracocentesis, sondas intrapleurales, y todo lo que cualquier internista debiera saber realizar, adquirir habilidad, está garantizado (para quien quiera obtenerla). Por supuesto, estamos de manteles largos, ya que en este año, con la 4ta. generación de residentes que ahora está, llegó el USG (Butterfly) y los chicos ya están haciendo sus pininos para hacer procedimientos guiados (el equipo lo compramos entre todos).

La actividad en piso con los adscritos de medicina interna, (entre los cuales estoy yo), se complementa con rotaciones por la consulta externa en donde los espera neurología, infectología, reumatología y cardiología, así como nefrología. También tenemos una unidad de cuidados intermedios con 4 camas.

Sobre la comida del comedor, no puedo decir mucho porque no bajo a cenar (mi turno es vespertino), pero tampoco he escuchado quejas de los residentes; cierto es que hasta ahora, nadie ha muerto por consumirla, así que yo no me preocuparía, pues alrededor del hospital sobra qué comer (viva México).

Como residente de medicina interna, no se baja a urgencias, lo que me parece muy correcto.

Existe un rol de sesiones (se dan aproximadamente 3 a 4 por semana) donde cada R1 expone un tema, y a través de ese ejercicio se le da una retroalimentación sobre sus maneras como ponente y la calidad de su presentación, y siempre hay un adscrito presente. A veces las sesiones son en un aula, otras son vía zoom, dependiendo de los tiempos disponibles del médico invitado.

Este HGZ duró poco más de 20 años sin residentes fijos (rotan de cirugía general o traumatología, esporádicamente), y la fama que adquirió a lo largo de ese tiempo no fue buena, sin embargo, tras ya más de 3 años de vuelta con los becarios de interna, las sensaciones van siendo cada vez más positivas, lo cual me gusta, me hace sentir satisfecho, porque se ha trabajado para ello.

Pacientes siempre habrá en todos lados, procedimientos también, pero el hospital tiene algo muy escaso de encontrar, algo de lo cual me enorgullezco: aquí no hay maltrato; aquí, los residentes están cansados, desvelados, tal vez hartos a veces, pero no más que eso. Estoy seguro que ninguno de ellos se levanta de su cama con el pendiente de si será humillado en el hospital ese día, ya sea en piso o en su sesión. El ambiente que poseemos es envidiable, y bastante sano aunque, eso sí, no se tolera el libertinaje, aquí deben cumplirse las reglas.

El servicio de medicina interna, tras la primera generación de residentes, terminó de estructurar el sistema mediante el cual se les forma, y mucho de este éxito se debe a la excelente labor de la coordinadora de médicos residentes. Mejor tutor no van a encontrar, su compromiso hacia los médicos es total.

Seguramente estoy sesgado, pero yo haría el R1 en este hospital, en el General de Zona # 14. Hay gran material humano, muy buenas rotaciones con diferentes médicos adscritos, un enfoque muy clínico de las cosas, ya sea por el enfoque propio de la especialidad o porque a veces escaseen ciertas cosas, no importa. No considero que la falta de algo sea determinantemente malo para la formación del médico, sobre todo si es transitorio. El día de mañana se podrá estar en un hospital que tenga más recursos, pero un lugar que te enseñe a pensar, que te acoja y te ponga todo en bandeja para ser un buen clínico, es más difícil de encontrar; eso tiene este hospital. Seguro que lo extrañaré cuando ya no tenga que venir a él.

Obviamente, no hay mejor información de primera mano que la que brinden los médicos residentes que aquí han estado; a lo mejor algunos no han quedado del todo conformes, tal vez piensen incluso que hasta se merecían más, pero diría yo que 9 de cada 10 de ellos, están más que satisfechos de haber caído aquí, a hacer su primer año, y en el caso de la segunda generación, también el segundo.

La estación río Nilo, del tren ligero. La flamante línea 3.

Veremos si alguno de los que me llegue a leer, se anima a dejar algún comentario.

Entre risas, me dicen que aquí llegaron para acceder a Centro Médico o sin conocer nada del hospital, pero que les convenía por su geografía, y ahora se sienten muy satisfechos por aquella accidentada decisión. Siempre se los dije: «no saben el lugar al que llegaron, se darán cuenta con el paso del tiempo».

Y me risa porque a mí también me pasó: llegué aquí por accidente, sin haber pisado nunca este hospital.

Las calles Río Nilo y revolución, me tenían muchas sorpresas. Una de ellas fue que a espaldas del hospital, la calle que lo delimita se llama Bernal Díaz del Castillo, lo que inevitablemente me hizo sonreír, porque hacía años que había leído el libro del cuál él fue autor, y que me marcó de por vida.

Llegué junto a Bernal, y ya van 8 años…

Dr. Luis Enrique Zamora Angulo

https://doctorhumano.mx

Médico especialista en Medicina Interna desde el 2007. Realizo mi actividad profesional de manera privada en consultorio médico presencial y a través de asesorías médicas en línea, además de también laborar en el sector público, en el Instituto Mexicano del Seguro Social, desde el 2011. Divulgador médico desde hace 3 años, a través de las distintas plataformas digitales, y autor del libro "La guía definitiva para aprobar el ENARM", publicado y vendido en Amazon. Soy creador y anfitrión del podcast médico y canal de YouTube "Medicina ¡Para llevar!".

Artículos relacionados

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

¡No te pierdas ningún artículo! ¡Suscríbete a mi blog!