El Hospital General de Zona # 14 y la residencia de medicina interna
La diabetes mellitus es un grave problema. Mucha gente se queda ciega a causa de ella o termina en insuficiencia renal crónica la cual progresa hasta que se requiere diálisis peritoneal o hemodiálisis. Existen casi 500 millones de personas con diabetes en todo el mundo y para el 2045, según lo último que leí, serán más de 700. Esto pues, es un mundo de gente que necesita tener números estrictos en sus resultados de glucosa, pero que no logra obtenerlos, dejando el camino libre a la enfermedad para destrozar sus riñones, sus ojos y la circulación arterial de sus piernas, lo que los lleva a amputaciones, diálisis y penumbras eternas (un 50 % de ellos no alcanzan dicho control).
De esto y otras cosas me puse a platicar con el médico residente que está en mi rotación tras conocer a una de las pacientes que ingresaron a mi piso durante la guardia; tenía una historia de diabetes mal controlada, debido a poco apego a una dieta en forma y pocos e inefectivos reajustes de las medicinas que debían disminuir su glucosa; se perdieron años valiosos, y ahora tiene daño renal irreversible. Mientras hablaba con el médico residente entendí que, si en el hospital hablo sobre diabetes todo el tiempo y sé cómo implementar un buen tratamiento y cómo darle el seguimiento a un paciente, ¿Porqué no ser más activo en el tema de la diabetes cuándo hay tanta gente que no está bien controlada ni bien informada? Desde entonces me puse a escribir, y desde hace unas semanas ya, habrás notado que directamente invito a las personas con diabetes a agendar una cita conmigo, ya sea en línea o en consultorio, para arreglar cambiar las cosas que llevan años mal.
Preparé el artículo sobre cómo dejar de usar insulina y lo publiqué en mi blog; un escrito que describe la historia de un paciente que vi durante 2 meses y al cual le pude retirar las 50 unidades de este medicamento, manteniéndose en buen control después (con otros fármacos de apoyo, claro está). Ese post lo subí a mi página de Facebook y varias de las personas que siguen mis actividades me ayudaron compartiéndolo; después, subí un resultado de hemoglobina glucosilada de una paciente que vi en febrero, donde mostré que era posible alcanzar un resultado menor de 6.5 %, quería que las personas lo vieran, que se dieran cuenta que un resultado de ese calibre era posible, y lo que vino después no me lo esperé nunca.
Los mensajes empezaron a llegar en torrente al inbox de mi página, cada uno de ellos con una historia parecida o muy distinta al anterior (casi siempre para mal), y hubo quien además me compartió imagen de su glucómetro y glucosa en ayunas. La conclusión de toda la información que llegó a mí es que lo que está ocurriendo con las personas con diabetes allá afuera, en el mundo real, es un desastre. Me estrellé de lleno con una terrible realidad: no tengo que ir muy lejos para encontrar personas que están totalmente descontroladas, perdidas en el camino y que tarde o temprano, de seguir así, terminarán en diálisis o en insuficiencia renal, y entonces los recibiré y conoceré en el hospital, cuando haya poco qué hacer. No hay ir a revisar estadísticas de la OMS, el problema está a pie de calle, a un click de distancia.
Glucosas de 250, 300, 400 o 500, fueron algunas de las cantidades que las personas me fueron reportando, poniendo todo a tocar fondo cuando me decían los tratamientos que estaban recibiendo (casi todos ellos requerían un cambio de al menos 1 medicina); como clavo final del ataúd, no tenían seguimiento ni reajuste alguno de los medicamentos, casi todos estaban a la deriva con una enfermedad que no perdona.
Lo inmediatamente positivo de la gran respuesta que hubo a mi publicación, fue que conecté con muchas personas que se sintieron identificadas con el problema que describí, y que temen lo que les puede ocurrir a futuro. Son conscientes del hoyo en el que están y consideran que necesitan (o pueden necesitar) ayuda. A cada uno le pregunté sus cifras de glucosa y qué tratamiento tenía indicado, y a cada uno personalmente le fui contestando lo mejor que pude para que no quedara ninguna duda por resolver. A todos los hice conscientes de la situación, y por supuesto los invité a que agendáramos una cita para resolver su descontrol de una vez por todas.
Hubo quienes sin dudarlo agendaron cita y desde hace ya 2 semanas, los he estado recibiendo en consultorio y que ya empezaron el plan de control (la persona que me contactó hoy en la mañana me dijo que ya llevaba 122 mgs. de glucosa en ayunas, a pesar de que apenas hace 3 semanas tenía 300 todos los días, tal y como había sido en los últimos 10 años). Varios pues, han dado el primer paso para tomar el control de las cosas y tarde o temprano lo van a conseguir.
Pero también y de nuevo, me impregné de otra muy difícil realidad: abundan las personas que aún cuando se les ha explicado todo de manera exhaustiva, simplemente desaparecen en medio de un aire de desconfianza porque las respuestas que reciben de mi parte muy probablemente no los convencieron, y pensando en este escenario específico, me puse a reflexionar y a continuación te comparto las 6 razones principales que considero hacen que las personas no agenden esa cita que tanto requieren para cambiar sus vidas, aunque su glucosa esté por los cielos.
1.-¡Se desaniman porque es un tratamiento médico y no «NATURAL»!
Ha sido muy común que me preguntan: «¿Qué tipo de tratamiento es o en qué consiste?» Soy muy claro desde el inicio: «Aquí no hay productos naturales ni milagrosos, todo es atención médica tal y cual la ha conocido de toda la vida». Les explico que llevo años ayudando a las personas con diabetes a alcanzar el perfecto control de su glucosa, y que tengo sobrada experiencia para combinar adecuadamente los medicamentos contra la enfermedad, así como en lo que al reajuste rápido de insulina se refiere.
Algunos solo dan las gracias, otros dejan la conversación en visto y otros, como dije antes, no dejan pasar más tiempo y agendan. Es palpable en los que no se quedan, un aire de cierta decepción al descubrir que el tratamiento que se les deja se basa en las medicinas de toda la vida, esas que se surten en cualquier farmacia. Siento inequívocamente que acuden pensando que les ofreceré un «preparado especial» que sustituirá a la insulina que se aplican o a la glibenclamida o a la metformina, y «por fin», podrán librarse de tomar las «terribles medicinas» que hasta les dañan el riñón (lo cual es falso, los medicamentos no dañan el riñón ni el hígado).
Mucha culpa de todo esto la tiene tanto fraude que existe en internet; sitios colmados de productos «naturales» que sin provocar efectos secundarios (dicen ellos), curan todos los males que las «otras medicinas» no pueden curar. La lucha de las personas es por alejarse de las tabletas, considerando que «lo natural» es el mejor camino para luchar contra las enfermedades, en lugar de hacer caso de las recomendaciones que han nacido gracias al avance de la ciencia. Un camino que tarde o temprano, siempre terminará mal.
Es completamente cierto que comer sano y hacer ejercicio físico es la manera más natural de prevenir ciertas enfermedades, pero su alcance se queda corto en muchos escenarios, sobre todo si el padecimiento ya apareció. Los fármacos que desde 1899 empezaron a llegar a nosotros (Aspirina inauguró oficialmente el camino) modificaron nuestras vidas y nos han hecho vivir más, continuando la hazaña que empezaron las vacunas. Si por la naturaleza fuera, moriríamos antes de los 35 años, te lo juro.
Pero bueno, cuando las personas que me contactan reciben mi respuesta, se desilusionan, y 3/4 partes de ellos se van, y porqué no decirlo, pierden una gran oportunidad. Esto último lo pienso sobre todo cuando las personas que se quedan empiezan a mostrar avances.
Sin embargo y al fin y al cabo, las personas son libres de decidir sobre su salud, y si para decidirse a intentarlo necesitan caer en un fraude, lo mejor es que sigan su camino; bajo ninguna circunstancia habrá una estafa en este espacio, nunca me lo permitiría.
2.-¡Se desaniman porque hay que esforzarse para obtener resultados!
Este punto va muy de la mano con el primero porque cuando las personas se enteran que mi método de milagroso no tiene nada, también se les muere parte del encanto. Es verdad, nada es gratis en la vida, y para meter en cintura a la diabetes hay que tener orden, disciplina, y conocimiento médico-científico aplicado de acuerdo a cada paciente. Mi oferta es tan descaradamente honesta, que cuando «descubren» que hay que apegarse lo más que se pueda a un plan nutricional, acumular minutos de actividad física a la semana, consumir ciertos medicamentos y entrar en una nueva dinámica de chequeos de glucosa en ayunas y comunicación con el médico (en este caso yo), la desolación vuelve a aparecer y se suma a la originada por lo descrito en el punto número 1.
Los cambios que hay que hacer los asocian a esfuerzo, sacrificio y camino cuesta arriba, y «pagar» por «sufrir» no es muy atractivo para la gente. A todos nos gusta aquello que con el menor esfuerzo nos dé el mejor resultado posible, pero simplemente a veces esto es imposible. Con la diabetes, tomarse la medicina y sentarse a esperar que todo se soluciones es un suicidio. Es muy parecido esto de empezar a luchar contra la glucosa, a lo de empezar a hacer ejercicio: al principio costará un poco, nos sentiremos torpes, pero una vez encarrerados, nada nos parará.
3.-Malos resultados obtenidos antes con otros médicos:
Pero no todo depende del paciente, y abundan los médicos que desconocen cómo se indican los fármacos para reducir la glucosa y beneficiar al enfermo, hacer el plan de control de la glucosa requiere una estructura mental que no todos los profesionales de la salud tienen, no cualquiera puede ser el guía. No dudo ni un poco que muchos de los que hoy dudan en acudir con un médico para intentar controlar sus glucosas, ya antes estuvieron con uno o más doctores, y aunque intentaran cumplir con las recomendaciones hechas, sus números en ayuno y su hemoglobina glucosilada jamás aterrizaron en normalidad, o quizás por momentos la glucosa sí, pero la otra, la más importante de todos los exámenes, no.
Seguramente invirtieron tiempo y esfuerzo, y dinero, y quedaron más o menos dónde mismo (o peor, si se agrega la decepción). Es verdad, no todos los médicos conocen «los secretos» del buen manejo de los medicamentos antidiabéticos, que también hay que decir que de «secreto», esto poco o nada tiene (doy fe de que el médico que quiere aprender todo lo que necesita para atender a sus pacientes, está destinado a encontrar cada porción de conocimiento que busque, porque el internet es una maravilla).
Las malas experiencias del pasado provocan desconfianza en personas a las que les urge caer en control cuanto antes, sean conscientes de eso o no, y mientras dudan, el tiempo sigue su marcha y el daño que la glucosa elevada les está provocando en ojos y riñones, no cesa.
4.-«¿Cita por videollamada? ¡Eso no sirve para nada!»
Gracias a la pandemia, se dio el boom de la asesoría médica a través de internet; esto ha abierto un mundo de posibilidades, siendo la principal ventaja, que las personas puedan atenderse con el médico de su confianza, aunque no vivan en la ciudad donde se encuentra el consultorio de aquel. En el último año y medio y cada semana, he dado muchas asesorías en línea; mediante una videollamada por Whatsapp, Zoom o alguna otra plataforma, platico con el paciente y el familiar que lo acompaña. Es un lapso que oscila entre 45 minutos y 1 hora, que me permite conozcer y abordar el caso, y establecer mis recomendaciones.
Pero todavía hay mucha gente que es escéptica de si funciona o no funciona el intercambiar palabras a través de una computadora con un desconocido; su lógica le da a entender que los resultados no son los mismos que cuando se acude personalmente al consultorio.
Como todo, la asesoría médica en línea tiene limitaciones y ventajas, pero su eficacia para resolver un problema está más que probada de acuerdo a la magnitud del que presente cada persona, y también, de acuerdo a qué se le llame «resolver». Hubo quien me solicitó una asesoría en línea porque notaba que había una «bola en su cuello» que le fue creciendo en un lapso de 6 meses; era claro que yo no la iba a operar, pero nuestro encuentro le sirvió para saber si podía ser maligna o no, y segundo, recomendarle que se hiciera una tomografía simple y contrastada de cuello para después y ahora sí, acudir personalmente con el médico que podría extirpar la tumoración y luego enviarla al patólogo para ser analizada. En este caso, gracias a una asesoría médica en línea, la paciente obtuvo tranquilidad, supo qué estudio realizarse y a qué médico acudir.
Otro escenario que veo con frecuencia (y es el que está motivando que redacte este artículo), es el control de la glucosa en personas con diabetes; aunque te cueste creerlo, es perfectamente posible lograrlo aunque estemos a distancia, si cuento con los exámenes de laboratorio necesarios y tenemos una detallada plática virtual, pero ya te hablaré de eso con más detalle, en otra publicación.
Y para cerrar lo de los ejemplos, qué mejor que el que me mostró el paciente que vi en mi consultorio el 15 de junio cuando me dijo que estaba encantado con su terapia psicológica a distancia (su psicóloga está en Nueva York).
El contacto físico siempre es importante, sobre todo, en ciertas enfermedades, pero lo principal a lo que el paciente busca acceder cuando solicita asesoría médica en línea, es el conocimiento del profesional que, combinado además con la experiencia que este ha adquirido con los años, hace perfectamente posible que a distancia se alcance el éxito.
¿O cómo crees que los médicos resolvemos los problemas de salud que se le presentan a amigos y familiares? ¡Pues a distancia! Antes era por llamada directa, luego por mensaje de texto y hoy por Whatsapp, llamada o videollamada. Esta manera de atender y solucionar de manera remota, existe desde hace décadas, así que la persona que desconfíe de los alcances actuales de este método de atención con los avances en telecomunicaciones que ahora tenemos, se puede estar perdiendo de mucho.
5.- «¡El doctor cobra muy caro! ¡Paso!»
Claro, no podía faltar el principal argumento en contra de acudir a una cita particular con un médico: el costo. Aquí entramos a la madre de todas las batallas, donde empiezan a gestarse las inconformidades, aquello que puede hacer que de buenas a primeras, una persona desista de acudir con equis doctor.
Se tiene identificada una necesidad que seguramente genera ansiedad, preocupación, estrés, pero aún así el precio se antepone y se convierte en el factor determinante a tomar en cuenta para decidir si se solicitará la atención médica. Si lo que necesitamos no lo podemos pagar, es inútil seguirnos quebrando la cabeza por eso, simplemente debemos dar vuelta a la página y buscar una opción más acorde a nuestro bolsillo, que de seguro la habrá.
El problema es más problema cuando sabemos que de alguna forma u otra, podríamos acceder a lo que buscamos aunque nos parezca «caro», porque al tenerlo a «tiro de piedra» también se levanta de manera natural la barrera que representa aquello que creemos que dicho servicio debiera de valer según nuestros propios parámetros. ¿Pero cuánto es mucho? ¿Cuánto es poco? La realidad es que este dilema no debiera de girar en torno a lo que cuesta el servicio, la pregunta correcta tendría que ser: «¿Este servicio, independientemente de su costo, resolverá mi problema?»
Si hablamos de diabetes, debieras considerar que el costo de una serie de consultas podría bastar para literalmente cambiar tu vida, porque si la glucosa se controla como debe de ser, las posibilidades de desarrollar complicaciones a mediano y largo plazo son muchísimo menores, incluso cero. Suponiendo que una persona invierta 3000 a 5000 pesos mexicanos (250 USD) «solo» en el conocimiento del profesional, este costo nada puede compararse a quien tiene que pagar 1000 pesos (a buen precio) por una sesión de hemodiálisis, requiriendo 2 o 3 por semana.
En el Instituto Mexicano del Seguro Social, donde trabajo todos los días, de cuando en cuando llega alguien que estuvo pagando por su cuenta las sesiones de hemodiálisis mientras no contaba con seguridad social. Cuando por fin inician con sus sesiones a través del instituto, el alivio es monumental. El ahorro puede llegar a ser de hasta 12,000 pesos (600 USD) al mes. Si el paciente hubiera sido consciente de todo lo que le costaría lidiar con esta complicación de la diabetes, ¿Habría cambiado su percepción sobre los costos que se le pedían para ser atendido por un profesional con la experiencia necesaria acerca de su problema de salud? Yo pienso que sí.
Si me voy por el lado de oftalmología, cuando la retinopatía diabética empieza a afectar la agudeza visual de un paciente, es necesario aplicar láser a la retina para poder garantizar una mayor parte de oxígeno a las regiones menos afectadas (sacrificas unas para salvar a las otras); pues bien, cada sesión tiene un costo de al menos $ 4,500 (225 USD, y casi siempre se requieren 2).
También, la diabetes aumenta el riesgo de padecer catarata, y la colocación de un lente intraocular cuesta en promedio $ 19,500 por cada ojo (ya incluye todo, desde el lente, el hospital y demás, es un paquete).
¿Sabes lo que cuestan los parches de buprenorfina para tratar los difíciles y desesperantes dolores causados por la neuropatía diabética? Así, mediante una búsqueda rápida de 10 segundos, en google: $1,519 pesos (casi 800 USD), y trae 4. Con suerte, podrían rendir 1 mes y medio, pero casi siempre es 1 parche por semana.
Siempre, prevenir una enfermedad será más barato que tratarla. Quien tiene diabetes y está mal controlado, debiera ir sacando cuentas no tanto en el presente, sino en el futuro, esto facilitaría mucho las cosas para decidirte a atenderte hoy.
Conclusión:
Estas han sido, pues, las razones que he identificado en las personas que se han acercado a mí buscando información acerca de mis publicaciones, de mi plan de tratamiento y seguimiento, y que tras nuestra conversación, se van. Espero que este artículo ayude a muchospara que reconsideren las cosas, si es que desean ser ayudados.
Si tienes diabetes, las preguntas que debes de plantearte son:
- ¿Realmente estás en mal control de la glucosa?
- ¿Sabes qué es lo que puede ocurrir en unos años si continúas así?
- ¿El médico al que acudirás puede ayudarte realmente a corregir lo que está mal?
Si la respuesta es sí a todas las preguntas, no lo pienses mucho más, agarra al toro por los cuernos y decídete a convertirte en una persona con diabetes debidamente controlada. Tus glucosas en ayuno de 200, 300 o hasta 500 mgs. por día, no son normales y debieras hacer algo contra ellas cuánto antes, ya sea en un consultorio, o mediante asesoría médica en línea.
Como ocurre con las personas que por primera vez usan lentes, hasta el día que no los utilizan por primera vez, no se dan cuenta de lo mal que estaban. Lo mismo pasa con la diabetes: El día que sepas lo que se siente tener tu glucosa normal, no querrás volver a estar igual.
Dr. Luis Enrique Zamora, Médico Internista.
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