El Hospital General de Zona # 14 y la residencia de medicina interna
Estuve atendiendo hace un par de meses ya, en su domicilio, a una paciente de más de 70 años; como suele ocurrir, otra de las personas que me conoce profesionalmente, les dio mi teléfono, me llamaron, y acudí. Fue el clásico caso en donde había motivos para hospitalizar a la señora, pero la familia no quiso hacerlo; la mantuvimos con soluciones por vena, oxígeno y otros medicamentos en casa, pero las cosas no marcharon bien.
Después de la segunda visita, ella se deterioró, por lo que fue necesario que la llevaran a un hospital. Mi sorpresa fue mayúscula cuando supe que en dicho lugar, para ingresar a la señora, le pedían a la familia un depósito de 50,000 pesos mexicanos (aproximadamente USD $ 2,381). Aunque algunos de mis colegas me confirmaron que esta práctica existe en diversos hospitales, a mí nunca me había tocado lidiar con esta situación.
Las cosas que cambiaron (o empeoraron), con la pandemia:
No sabía, pues, que esta práctica existía, pero es más que lógico; los hospitales tratan de cubrirse las espaldas, precisamente porque el servicio que se ofrece dentro no es barato, los costos son muy volátiles, no hay un control pleno de lo que se gasta y la deuda que el enfermo y su familia contraen puede aumentar rápidamente hasta niveles muy peligrosos. Esta práctica se ha agudizado, debido al COVID19 , por lo que el hospital requiere una garantía parcial para poder otorgar la atención, así están las cosas.
Todo lo confirmé, unas horas después, al encontrarme esta imagen en Twitter, en donde se muestran las diferentes cantidades que algunos hospitales particulares en la CDMX, exigían como depósito inicial a quien no contara con Seguro de Gastos Médicos Mayores (SGMM), para poder empezar a atenderlos; te anticipo que es una locura:
Entonces pensé en todas las personas que pudieron haber intentado atender a su enfermo en un medio privado, con la esperanza de no tener que llevarlo al hospital público y, además, pensando en darle lo mejor de lo mejor, costara lo que costara.
Nunca pensaron (o no se les informó) que el esfuerzo económico tan tremendo que hicieron, podría muy probablemente no ser suficiente, perdiendo miles, o cientos de miles de pesos, en el camino; quizás una buena parte del patrimonio familiar, quién sabe.
La infografía es escalofriante: imagínate llegar a un hospital y que, antes que cualquier otra cosa, tengas que pasar por caja a dejar 500,000 pesos para garantizar la atención de tu enfermo; aunque no puedo juzgar las decisiones que toman las empresas privadas acerca de sus cobros, esto me parece demencial.
Veamos, por partes, toda la problemática que encierra atenderse en un hospital privado si se tiene COVID19, y porqué es una bomba de tiempo, si no tienes SGMM.
Los caminos que seguimos para atendernos, cuando nos enfermamos:
Cuando una persona se enferma, tiene 2 opciones para atenderse: se va a una institución de seguridad social, como lo son: IMSS, ISSSTE, PEMEX, SEMAR, etc. o, al menos, a la Secretaría de Salud, si no cuenta con cobertura por ninguna de las instituciones anteriores. Cada una de estas instituciones amparan a diferentes sectores de la población, de acuerdo a sus características laborales. Todas son públicas.
La otra opción para atenderse, es acudir a un hospital privado (o particular, como le decimos en México); acudes al hospital que mejor entre en tu presupuesto, y listo, si tienes médico particular, él puede seguirte atendiendo o te asignarán uno que es parte del personal de ahí.
Virtudes y defectos de la seguridad social:
Cuando te atiendes en una institución pública, prácticamente no tienes nada que pagar de tu bolsillo, a menos que te atiendas en los hospitales de la Secretaría de Salud, donde la familia podría llegar a aportar económicamente para financiar algún estudio o algún tratamiento (en el IMSS o en el ISSSTE, esto difícilmente ocurre). Se recibe toda la atención médica necesaria, que incluyen médico, enfermera, cirugías, y todo lo que se requiere para sanar a un enfermo; todo pues, o casi todo, repito, sin costo alguno, además de proveer las célebres incapacidades por maternidad, por enfermedad general, riesgo de trabajo, etc.
El gran punto en contra del sistema público, como ya lo sabes, es que estas instituciones, precisamente porque cubren todos los gastos, están llenas de gente, se encuentran saturadas todo el tiempo, pues la cantidad de personas que atienden cada año son más, y porque el número de hospitales se ha mantenido prácticamente igual en los últimos 10 años. El número de derechohabientes crece a una velocidad desmedida, si lo comparamos con la generación de infraestructura.
Todo lo que menciono, hace que los trámites y la atención de los derechohabientes no sea tan rápida como ellos quisieran. La ecuación es pues, simple: gastas menos o nada, pero te tardas más. Hay citas que están a 1 año de la fecha de expedición y, por el estilo, también lo están diversos estudios.
Pero las enfermedades no saben de tiempos ni son condescendientes; hacer esperar demasiado sin un tratamiento adecuado a alguien con una enfermedad seria (ej. artritis reumatoide), es un lujo que no podemos darnos y, así, con muchas otras enfermedades. Este también es un serio problema que está ocurriendo y que se ha agudizado por la pandemia.
Virtudes y defectos de la atención médica privada:
Aquí, todo está a tu disposición, y en mejores condiciones, seguramente. Todo parece nuevo, todos los aparatos funcionan, no se ven malas caras; basta pedir algo y lo tienes casi enseguida; el médico tiene todo el tiempo del mundo para explicar a detalle todo lo que la familia necesita saber acerca de su paciente; varios de ellos pueden estar en el día con el enfermo y en la noche, al menos 2 personas también podrían quedarse. Pero la mayor ventaja sobre el sistema público es, sobre todo, que las cosas funcionan y ocurren de manera extremadamente rápida, aunque con un gran problema de por medio: todo cuesta dinero, y mucho.
En su mayor virtud, pues, la medicina privada lleva su gran defecto, si no se cuenta con un seguro de gastos médicos mayores. En México, son realmente muy pocos aquellos que lo poseen (no llegan al 5 % de la población, todavía); la otrora gran mayoría, si acude a un hospital privado a atenderse, va a pagar directamente de su bolsillo para solucionar lo que la seguridad social no le solucionó y, hacerlo también, de manera más rápida.
México, un país muy golpeado por el gasto de «bolsillo»:
Uno de los objetivos de la seguridad social, aparte de velar por la salud de la gente de un país, es proteger, a la par, su bolsillo; teóricamente, las personas no tendrían que gastar en un hospital privado, sin embargo, diferentes factores tales como la lentitud en la atención pública, o la búsqueda de un mejor trato y con resultados más rápidos, entre otras, orillan a las personas a seguir sacando dinero para pagar por fuera, lo que la institución no les da, en cuanto al tiempo y calidad que consideran se merecen, o necesitan.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es el segundo país que más gasta en atención médica privada, a pesar de que el 90 % de su población tiene algún tipo de cobertura de Seguridad Social. Esto, pues, suma un peso extra a las familias que, por atenderse (según ellas, más rápido y mejor), contraen deudas o se deshacen de parte de su patrimonio para solventar la dificultad sanitaria del momento, y esto está pasando con el COVID19, lo que es una tristeza, porque la gente cae en una trampa que les cuesta demasiado, recibiendo a cambio, muy poco, muchas veces.
Vamos a poner en orden eso y, al final de este artículo, espero que mis lectores hayan reflexionado, para que así tomen mejores decisiones si les toca estar en esta situación alguna vez, lo que, honestamente, no le deseo a nadie.
El COVID19 todavía no tiene cura ¿Para qué quedarse en la ruina entonces?
Quisiera no ser tan contundente, pero es nuestra realidad, aún no hay cura contra la enfermedad que ha matado a tanta gente desde finales del 2019 y hasta la fecha.
Lo que hacemos, casi siempre, en lo privado y en lo público, es amortiguar o manejar los síntomas con paracetamol y, quizás, ibuprofeno, en aquellos pacientes con enfermedad leve o moderada. Los pacientes en estado severo o crítico pueden ser candidatos a enoxaparina y dexametasona, que es lo que tenemos a la mano en nuestro medio, u otros fármacos como remdesivir o tocilizumab, estos últimos, inalcanzables por sus costos y que, a la par, han tenido resultados parcialmente favorables, en selectos escenarios, nada más.
También usamos oxígeno al por mayor, el cual es la principal medida de sostén para un paciente con COVID19 pero, independientemente de todo, los caminos nos llevan al mismo lugar: no hay cura y, si no hay cura, ¿hay diferencia en la atención médica al final entre un hospital público y un hospital privado?
En esta enfermedad, me parece que no, tanto por los tratamientos que hay actualmente, hasta la manera de atender a una persona en ambos sectores sanitarios. Los hospitales privados tienen la gran ventaja de que un intensivista estaría a cargo en Unidad de Cuidados Intensivos y de los pacientes intubados, pero como casi nadie puede aguantar los tremendos costos hasta el final de la enfermedad, este beneficio difícilmente se alcanza a ver, ya que el paciente tiene que irse a continuar su atención al medio público, ese al que, precisamente, no querían acudir al principio de su odisea.
El análisis del médico y de la familia debe de partir desde este punto: no hay cura disponible, y prácticamente todo lo necesario, existe en un lugar en donde no se van a gastar un dineral.
¿Invertirías mucho dinero en una atención que no te garantice la curación? Yo no.
El COVID19 es una enfermedad dinámica, con cada día que pasa podrías gastar mucho más:
El otro error que se comete, es juzgar los costos iniciales de atender de manera privada al paciente con COVID19, como un gasto que se va a mantener igual a lo largo de los días porque, como ya lo he explicado cuando te escribí acerca de invertir en oxígeno para casa, conforme avanza la enfermedad, muchos pacientes tienden a empeorar, requiriendo cada vez más cantidades de oxígeno, más días de hospital, adición de diversos medicamentos (ya sea que hayan demostrado que funcionan o no, contra el COVID19) y, claro, pasar al paciente a terapia intensiva, donde podría hasta ser intubado y conectarse a ventilación mecánica asistida, además de la colocación de catéteres especiales (venosos centrales) para poder administrar líquidos y medicamentos y, claro, los honorarios de todo el equipo médico que estará al pendiente del paciente.
Si parto del puro día de hospital en terapia intensiva, podría dejarte en la mesa un costo de 30,000 a 50,000 pesos diarios para cada paciente que está ahí (y claro que habrá lugares más caros).
Tienes a tu paciente hospitalizado, con una enfermedad que es de difícil evolución, que va a requerir oxígeno en grandes cantidades y que, ante grave dificultad respiratoria, su manejo ideal será en terapia intensiva; con una estadía larga en el horizonte, ¿quién podría aguantar tantos días sumándole semejante cantidad de dinero, cada 24 horas, a la cuenta? (Y eso que cuando mencioné los 30,000 o 50,000 pesos, hablamos de, nada más, el derecho de estar en UCI).
En el hospital público tenemos pacientes que han llegado a estar hasta un mes en hospital y, otros, poco más.
CONCLUSIÓN, SI SOSPECHAS COVID19 Y NO TIENES PÓLIZA DE SEGURO DE GASTOS MÉDICOS Y QUIERES ATENCIÓN PRIVADA, VE A CONSULTA, PERO NO MÁS:
Si tienes SGMM no te compliques la vida y, si te cubre todo lo relacionado a COVID19, exprímela hasta el final, no hay nada más que decir en esa situación, la cual, es la ideal.
Si no tienes contratada una póliza, y quieres atenderte en medio particular, me parece bastante válido que acudas a consulta para que te revise el médico que prefieras y, así, tengas la atención personalizada que buscas, con la brevedad posible; pero si, después de esa consulta, tu médico te menciona que habría que hospitalizarte, yo recomendaría que esto se hiciera en un hospital público. No hay manera de decirte que con 2 o 3 días internado se van a resolver las cosas, NO CON COVID19.
Covid19 es una enfermedad que hace que los enfermos (muchos), utilicen altas concentraciones de oxígeno suplementario, por muchos días; esto, combinado con la posibilidad de requerir pasar a la UCI y, además, que el enfermo pueda requerir intubación orotraqueal y ventilación mecánica, crean un campo minado para la economía de cualquier persona. Dentro de un hospital, sin póliza, no tendrás control sobre los gastos, y en cuestión de 1 semana, de seguro más de uno se quedará con la boca abierta, de todo lo que debe.
No te confundas con el deseo que tienes de darle a tu familia lo que crees que es mejor en atención; antes pon la cabeza fría y toma en cuenta lo que te he explicado en este artículo.
Siempre he pensado que daría todo lo que tengo a cambio de curarme de algo que me está matando, y lo haría gustoso sabiendo dejaré atrás una terrible enfermedad pues, total, la vida continuaría y podría recuperarme económicamente con el tiempo, pero esto no aplica para COVID19.
Esta enfermedad no tiene un tratamiento curativo específico, y sí características propias que hacen que sea necesario usar grandes cantidades de oxígeno y recursos de infraestructura hospitalaria para atender a cada paciente. Sin el freno del SGMM, el sacrificio de una familia, por su paciente, puede terminar en una catástrofe económica sin precedentes.
Si yo no tengo SGMM y necesito internarme, me iría al hospital público. Definitivamente no hay diferencias en cuanto al tratamiento y, en cuanto al servicio, pocos soportarán los días necesarios gastando enormes cantidades de dinero, para poder darse cuenta de ellos.
Ten cuidado, y decide bien.
Te envío un saludo.
Dr. Luis Enrique Zamora Angulo. Médico Internista.
Contacto: drzamoramx@gmail.com.
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