FELIZ ADIÓS:

Querida Sophia:

El día lunes 19 de abril te llevamos, tu madre y yo, a vacunar, como hicimos tantas veces, en los últimos 6 años; recibiste la última dosis de vacunación que, por edad, te corresponde. Pasarán 3 años, para que vuelvas a encontrarte con esas agujas que tanto temor te provocan.

Esta vez no fue la excepción, lloraste cuando recibiste la triple viral (sarampión, parotiditis y rubéola), aunque solo durante unos segundos. No me gustó verte así (a ningún padre le gusta), pero sabía que ese malestar, y el que podrías experimentar en las 24 horas siguientes (fiebre o dolor en tu brazo), serían transitorios; es un precio insignificante a cubrir, a cambio de que vivas libre de las más terribles enfermedades, que la humanidad ha conocido.

Verás, las diferentes etapas de tu corta vida me han permitido hablarte de muchas cosas, pero un día, cuando estés más grande, cuando tu tierna manera de ver el mundo, se bañe con los matices de la dura realidad que conocemos los adultos, te haré ver la magnitud de las desgracias que dejaste en el camino; quizás, sentirás el escalofrío que sentí cuando apenas empezábamos a vacunarte y, también, espero que comprendas la paz que me acompaña desde el 19 de abril pasado.

Ocurrió algo histórico para ti: recibiste tu segunda dosis de triple viral, y te despediste para siempre del sarampión, tu cuerpo es ya una muralla insuperable para el virus, y eso ya no cambiará nunca.

El 25 de noviembre del 2016, dijiste adiós a la difteria.

El 26 octubre del 2018, dijiste adiós a la terrible e inhumana poliomielitis.

Pinchazo tras pinchazo, alejaste a la desgracia, aunque por obvias razones, todavía no seas consciente de ello.

Como padre, y como médico, la vacunación me ha dado una gran paz. Está escrito en el destino de tu madre y el mío, no verte sufrir las secuelas de una enfermedad infecciosa prevenible o, peor, que desaparezcas de nuestras vidas, a causa de alguna de ellas.

No eres consciente de la magnitud de lo que ocurrió, pero yo sí:

Dijiste adiós al sarampión, así que no te veré llenarte de manchas rojizas a lo largo de tu cabeza, ni en tu pecho, ni en tu espalda. No tendrás esa fiebre que arrecia durante los primeros 2 a 3 días de esas manchas; tampoco tu boca se llenará de otras manchas blanquecinas transitorias, pero sobre todo, no sufrirás a manos del virus, la destrucción de tu inmunidad celular ni de la humoral, lo que podría hacerte vulnerable a otras enfermedades, aún cuando antes no lo fueras; no habrá padecimiento infeccioso que se aproveche de la destrucción de tu sistema inmune, a manos del sarampión, para hacerte daño.

Este virus ya no podrá darse el lujo de llevarte a la muerte a través de la Panencefalitis Esclerosante Subaguda, que aparece hasta 10 años después de haberte enfermado de sarampión, y que representa una de las tragedias evitables más grandes que la ciencia ha registrado, gracias a la vacunación. Tu cerebro, pues, está a salvo.

Dijiste, también, adiós a la difteria, y no veré tu cuello aumentar de tamaño debido al crecimiento de los ganglios cervicales; no veré a tu corazón inflamarse ni a tus riñones colapsarse, a manos del Corynebacterium diphterae y su toxina; tampoco este terrible veneno atacará tu cerebro.

Y aunque parezca terrible lo que te describo, esto es nada ante la principal amenaza de la difteria: la formación de la pseudomembrana grisácea en la boca y el aparato respiratorio de los enfermos, que los lleva hasta la asfixia, y a la muerte. No será tu caso, pues el esquema de protección está completo. No te veré pálida, sudorosa y desencajada en una cama, tratando de obtener el aire al que tienes derecho. Ya no hay manera de que la terrible difteria nos separe.

Y, por último, mi mayor orgullo como padre: dijiste adiós a la polio, y eso me quitó un peso monumental de encima, mis hombros descansan, he dejado en el camino una carga que no podría soportar: que sufrieras las secuelas de esta maldita enfermedad.

Gracias a tus 3 dosis de vacunación, no hay manera en que la poliomielitis pueda tocarte, y eso me ha otorgado el derecho de verte crecer corriendo y caminando normalmente, libre de los aditamentos que deben usar las personas que lamentablemente no recibieron el blindaje de la vacunación, ya sea porque no existía, o porque no pudieron o no quisieron recibirla. Bajo ninguna circunstancia, un verano, llegarás a decirme que has perdido algo de fuerza en un brazo o una pierna; tú y yo, por la polio, no vamos a sufrir.

No tendré que vivir con la angustia de rogar a la vida porque puedas recuperarte, aunque eso lleve meses. No perderé el sueño pensando en si podrás volver a caminar, y cómo podría evitar que mi mundo se desmorone cuando, tan pequeña, me preguntes «¿Porqué me pasó esto, papá?». Tu esquema está completo, eso jamás pasará.

Y, todavía, si eres capaz de soportar ese terror y quieres saber más, te explicaré que, jamás, las neuronas que van desde tu tallo cerebral hasta tus músculos respiratorios serán destruidas por el virus, y no te ocurrirá que no puedas respirar; no atravesarás el viacrusis de tener que conectarte a un ventilador mecánico por mucho tiempo, o quizás para siempre, debido a una poliomielitis bulbar, que es espantosa.

Lo repetiré mil veces: eso ya nunca pasará,porque los esquemas están completos; tu cartilla es tu pasaporte para poder soñar.

Hay muchas otras enfermedades que has dejado de lado, a tus 6 años, pero ya habrá tiempo de decirte más. Mientras, tú sana, y tu madre y yo, sin preocupaciones, vivimos en el mejor escenario que puede existir.

Un día nos sentaremos a hablar sobre todo esto, y traeré a nosotros la inolvidable fecha del 19 de abril del 2021.

Mientras, recupérate y adquiere valor, porque dentro de 3 años, empezaremos de nuevo, aunque llores y, aunque a mí, no me guste verte así.

Con cariño: Luis, tu papá.

Dr. Luis Enrique Zamora. Médico internista. Contacto: drzamoramx@gmail.com.

Dr. Luis Enrique Zamora Angulo

https://doctorhumano.mx

Médico especialista en Medicina Interna desde el 2007. Realizo mi actividad profesional de manera privada en consultorio médico presencial y a través de asesorías médicas en línea, además de también laborar en el sector público, en el Instituto Mexicano del Seguro Social, desde el 2011. Divulgador médico desde hace 3 años, a través de las distintas plataformas digitales, y autor del libro "La guía definitiva para aprobar el ENARM", publicado y vendido en Amazon. Soy creador y anfitrión del podcast médico y canal de YouTube "Medicina ¡Para llevar!".

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